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« Propria stanza »
No tener respuesta━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
Todo había sucedido tan rápido que apenas podía creer que ya no estaba en el orfanato. Su mente estaba atrapada en pensamientos confusos, sus ojos fijos en los largos dedos de sus manos, y la cálida presencia de Rigel rozaba su brazo cada vez que el coche daba un giro brusco.
Incluso el roce accidental cuando él se movía hacía que algo se revolviera en su interior. Era irónico cómo ese contacto cálido contrastaba con la frialdad y la sequedad con las que él se había comportado después de sus encuentros más íntimos y significativos.
Parecía que el calor de su cuerpo no podía derretir la muralla de hielo que rodeaba sus sentimientos.
El trayecto transcurrió en un silencio incómodo, como el de un funeral. Las respuestas cortas y secas de los adolescentes a las preguntas sencillas de los posibles padres adoptivos parecían desgastar la esperanza de los adultos.
El temblor en sus manos y el suspiro pesado de cada respuesta se sumaban a la sensación de incomodidad. La mano de Rigel tocando ligeramente su rodilla hacía que Alaska se sintiera más nerviosa, como si algo estuviera a punto de salir mal.
Intentaba ignorar todo, pero simplemente no podía; la sensación de haber cavado su propia tumba la perseguía como una sombra.
Una sensación de calma la envolvió al finalmente haber dejado atrás ese lugar, al sentir la paz y la alegría de liberarse de todo lo que le había causado tanto dolor.
Aunque la incertidumbre de estar sola y tener que arreglárselas por su cuenta la inquietaba un poco, especialmente durante el periodo de prueba para la adopción, estaba decidida a no dejar que esa oportunidad se le escapara.
Esperaba que las únicas cosas que le recordaran a Grave y a Margaret fueran las cicatrices físicas y emocionales, pero nunca más quería volver a ese orfanato que había destrozado su infancia.
Colombo no sabía si el latido acelerado de su corazón se debía a la emoción de haberse alejado finalmente de Grave o si era por la presencia de Rigel a su lado; incluso ella misma estaba confundida. No podía responder a esa pregunta.
El auto se detuvo finalmente, y su rostro se iluminó con una sonrisa que fue correspondida por otra. Las instrucciones de la pareja entusiasmada apenas le interesaban, pero la fachada de la imponente casa frente a ella sí que llamó su atención.
Seguía a la pareja con cuidado, manteniendo una distancia prudente. Wilde y Nica caminaban juntos, mientras que Alaska iba detrás de ellos. Esta última no pudo evitar notar las miradas de desprecio que se lanzaban entre ellos, como si compitieran en una guerra silenciosa.
La puerta finalmente se abrió, acompañada por un "adelante" de Norman. El ambiente dentro era lúgubre, iluminado con una luz azul monocromática que hacía que todo pareciera frío y carente de vida. A pesar de ello, la chica de cabello castaño miró a su alrededor con una amplia sonrisa, convencida de que incluso el lugar más triste del mundo podría sentirse como un refugio en el momento adecuado.
—Esta es nuestra casa —dijo la mayor—. No es nada del otro mundo, pero tiene todo lo que necesitamos.
—Anna es obsesiva con el orden —bromeó Norman.
—Y tú eres el caos en persona —replicó ella, provocando la risa de ambos.
En el centro de la habitación había un piano que capturó la atención de las dos chicas, pero especialmente de Nica, quien lo miraba con asombro y curiosidad.
—Oigan... —dijo, señalando el instrumento—. ¿Ustedes saben tocar el piano?
Un silencio incómodo llenó el espacio, creando un ambiente tenso.
—Era de nuestro hijo —respondió Norman, con un tono triste.
Para romper la incomodidad, Anna cambió rápidamente el tema—. ¡Vamos, les mostraré sus cuartos! —dijo enérgicamente—. Norman, ¿puedes ayudar a Rigel?
Las pisadas pesadas de Anna resonaban por el pasillo mientras las dos chicas la seguían con cautela, imitando su ritmo.
—Ambas habitaciones están una al lado de la otra —explicó Anna con una sonrisa—. Le pedí consejos a una amiga para decorarlas —continuó—. Pero pueden elegir cuál les gusta más y quedarse con ella. No me ofenderé si quieren hacer cambios.
Nica dio unos pasos hacia una de las habitaciones y entró, observando con interés cada detalle.
—Hace mucho que no tenía una habitación solo para mí —susurró, maravillada por el espacio que ahora podría llamar suyo.
Anna sonrió amablemente hacia Alaska, quien intentó devolverle la sonrisa pero dudó y, en cambio, se adentró en la otra habitación, inspeccionándola con cautela.
Mientras la castaña exploraba la habitación, sintió una mirada penetrante sobre ella. Al voltear, se encontró con él pelinegro, recostado despreocupadamente en el marco de la puerta, observándola con una sonrisa sancarrona.
—¿Disfrutando del tour, agnello? —bromeó Rigel con un tono mordaz—. Parece que te gusta revolverte en la miseria de los demás.
Alaska se sintió incomoda ante la mirada burlona de Rigel, así que solamente siguió explorando la habitación, ignorando su presencia.
Aunque quizás aquel plan no podría funcionar gracias a la determinación de Wilde para conseguir lo que quería. ¿Y qué es lo que más deseaba en aquel momento? La atención de Alaska.
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©fivfics.
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LAMB | Rigel Wilde
FanficUna fábula distinta... En donde el lobo se enamora del cordero o... En donde el cordero toma las riendas de su destino en busca de su propio final feliz junto al lobo. Las decisiones que tomas a lo largo de tu vida moldean tu historia personal, ya...