« ¿Quanto stai nascondendo? »
Enigmas impenetrables━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
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EL SONIDO de las hojas y ramas crujía bajo los pasos del chico mientras caminaba a su lado, mostrando una familiaridad que contrastaba con la observadora cautela de la jóven, quien buscaba cualquier indicio de emoción en su rostro, encontrándose solo con una mirada vacía.Su quinto suspiro resonó, apenas captado por el chico de cabello oscuro, quien mantenía su completa atención al camino.
A pesar de los tropiezos y caídas de la chica, ante esto él apenas reaccionaba, aparentemente indiferente de lo que le sucediera. Parecía que ella no era más que una piedra molestosa en su zapato.
Alaska, por otro lado, se levantaba rápidamente cada vez que tropezaba, temiendo quedarse atrás mientras el chico avanzaba a un ritmo implacable.
Aunque había prometido acompañarla, parecía ansioso por dejarla atrás, aunque probablemente era simplemente su paso natural.
Con el peligro acechando en el bosque nocturno, no podían permitirse ir despacio, especialmente siendo solo niños. Ser vistos allí podría traerles serios problemas.
—¿Crees que esto es una pasarela o por qué caminas tan despacio? —exclamó, volteándo para verla en la tenue luz nocturna—. Estamos solos a esta hora —añadió con un suspiro—. No sabes qué peligros podemos encontrar aquí; y además, parece que besas el suelo con cada paso.
—¿Mi ritmo te molesta? —él se cruzó de brazos con una ceja levantada, mientras Alaska señalaba hacia adelante—. Entonces vete, escapa de este lugar y de la monotonía del reformatorio, huye por todos nosotros.
—Nunca lo haré —dijo mientras se acercaba a ella con determinación, haciéndola tragar saliva cuando estuvo frente a ella—. No te haré ese gran favor, jamás.
—¿Qué quieres decir con eso? —lo desafió con la mirada, casi a la misma altura por unos pocos centímetros—. ¿No te marcharás? ¿Te quedarás aquí como un tonto? ¡Oh! —exclamó—. Olvidé que eres el que más se beneficia de todo esto.
—No digas tonterías —murmuró, tensando la mandíbula—. No sé a qué quieres llegar, pero si tu personalidad me irrita, imagina lo que pienso de tus palabras.
—Nunca te había escuchado hablar tanto —se recostó contra en un árbol—. Me sorprende la cantidad de tonterías que dices.
—¿Alguna vez has considerado escuchar tus propias palabras? —le espetó con una sonrisa irónica—. Si lo haces, desearás cortarte las orejas urgentemente.
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LAMB | Rigel Wilde
Hayran KurguUna fábula distinta... En donde el lobo se enamora del cordero o... En donde el cordero toma las riendas de su destino en busca de su propio final feliz junto al lobo. Las decisiones que tomas a lo largo de tu vida moldean tu historia personal, ya...