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POV: Juanjo

Tras insistir varias vezes, Martin me convenció de pasar la siguiente noche en mi piso ya que estaba “bien” y me prometió que el día siguiente —es decir, hoy— iría al instituto, cosa que a mi no me parece muy buena idea, partiendo de la base que, según yo, ni siquiera tendría que estar en su casa, sino en el hospital, ingresado y recibiendo toda la atención médica posible hasta estar recuperado. Pero a su vez, el hecho de que quiera ir a la uni, me lo tomo como algo positivo, porque eso significa que el se siente suficientemente bien como para ir, ¿no?

– Vaya cara me llevas, Juanjo. – comenta Álvaro, mientras vamos para la cafetería.

– No he dormido muy bien.

– ¿Tiene relación con que no fueras a la fiesta, ni ayer a clase? – pregunta Bea, preocupada y yo asiento con la cabeza – ¿Es por tu abuela?

– Si. – miento, porque no les voy a contar que he estado cuidando de un Martin recién apuñalado porque no pudo ir al hospital porque había matado al tío que casi me violo – Cada vez está peor y… Ayer quería pasar el día con ella.

Antes de entrar a la cafetería, me fijo —disimuladamente— en el sitio donde siempre están Martin y sus “colegas”, haciendo contacto visual con él, aunque rápidamente, él aparta la mirada.

– Lo siento mucho. – dice Alvaro, abrazándome, mientras hacemos cola para pedir lo mismo de siempre.

– Es ley de vida, por desgracia. – digo yo.

– ¿Cuándo vuelven tus padres y tu hermano? – pregunta Bea, claramente para cambiar de tema-

– Este finde, en teoria. – contesto.

– ¿Y cómo es que esta vez no has ido con ellos? – pregunta Alvaro, sorprendido.

– Porque no hace ni un mes que fuimos por última vez y no quería irme de aquí a finales de temporada de exámenes. – contesto – ¿Quién os había ayudado con los repasos de última hora, sino? – digo y ellos se ríen.

Juanjo
¿Como estas?

Le envio el mensaje a Martin, aprovechando un momento en el que mis amigos están hablando entre ellos. No recibo respuesta. Solo los dos ticks azules que me marcan que ha leído el mensaje.

Prefiero no darle mucha importancia. Seguramente no querrá contestar estando con sus amigos. Es pensar eso, o empezar a emparanoiarme con que no me contesta porque se le han saltado los puntos y se está desangrando otra vez.

– No sabes lo que te perdiste en la fiesta, Juanjo. – dice Bea, emocionada.

– ¿Qué pasó? – pregunto yo, centrando mi atención en ellos.

– Me lie con Pol. – dice Alvaro, rojo.

– ¿Enserio? – pregunto emocionado y él asiente – ¿Y cómo fue?

– Genial. – dice él, tapándose la cara de vergüenza – Me pidió una cita.

– Me alegro por ti, de verdad. – digo.

Y en este momento, me muero de ganas de contarles que bese a Martin y, mejor aun, el me beso a mi y dormimos abrazados. Pero no puedo contárselo, porque luego tendría que decirles todo y no puedo hacerlo, por razones obvias.

Las horas van pasando y la jornada escolar acaba. Llego a mi piso y, tras saludar a mi gato con todas las caricias que se merece, me preparo algo para comer. Reviso el chat con Martin, confirmando que aun no me ha contestado y yo sigo en visto.

¿Y si me ignora por lo del beso? No creo. Él también me besó y luego se volvió a dormir abrazado a mi. Y estuvimos perfectamente bien lo que quedó de día. Aunque si que es cierto que insistió bastante en que saliera de su casa… Y tampoco hemos hablado del tema, aun.

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