El llanto de Leo hizo a Vegetta suspirar pesadamente, contó hasta tres, no podía perder la paciencia con su linda y adorable bebé, así que rodó atrás su silla nuevamente, dejando la computadora donde se encontraba a punto de realizar su trabajo.
Desde que quedó embarazado, supo que no iba a poder volver a su trabajo en la empresa, porque la verdad no quería descuidar a su pequeña, ni dejarla en manos de otros, simplemente quería aprovechar a su bebé mientras crecía y sabía que con todas esas horas de trabajo no iba a poder, así que optó por una opción más viable, trabajar desde casa.
Llegó hasta su habitación y en medio de su cama se encontraba Leo, pataleando con desespero, aún no podía voltearse solita y eso la inquietaba más. Caminó con rapidez para tomarla en brazos y comenzar a mecerla logrando que se calmara.
― Bebé, ¿Qué sucede? Te estás portando mal hoy, no dejas a papi trabajar ― Decía con voz suave, mientras secaba aquellas lágrimas que caían por sus pálidas y abultadas mejillas.
"¡Me mentiste papi! Dijiste que dormirías conmigo, pero cerré los ojitos unos segundos ¡Y ya no estabas! Me sentí burlada por mi propia sangre"
El omega estaba cansado, tenía que realizar las tareas del hogar, cuidar de su trabajo y encima de Leo, que la verdad no estaba siendo fácil de tratar aquel día, estando muy dependiente de él, quizás se debía a que aún no había dejado los síntomas de sus primeros dientecitos.
Leo que descansaba su cabeza en el hombro del omega estaba desconfiada, sabiendo que si cerraba los ojos, su papi se iría, y no quería eso, quería sentirlo cerca, sentir su aroma y como su omega lo arrullaba hasta sentirse protegida.
"No me dejes, por favor papi"
Pero no aguantó mucho cuando sus pesados parpados se cerraron, perdiendo así la batalla contra el sueño. Vegetta esperó unos minutos y la colocó nuevamente en la cama, dejando esta vez la camisa del pijama que había usado en la noche a su lado, ya que esta contenía su aroma, lo que podría relajar a la bebé por un tiempo.
Cuando por fin se pudo sentar a gusto en su silla celebró internamente, Leo había estado muy pegada a él ese día específicamente, así que era feliz de al fin tener un momento de paz. Revisó en su computadora encontrando que tenía varios clientes, pues Vegetta se dedicaba a la decoración de interiores, tenía una tienda online de varios objetos.
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Varias horas después Vegetta terminaba de doblar la ropa limpia y se sentía verdaderamente cansado, pero satisfecho con la casa limpia y todo en su lugar, además de haber sido un buen día para las ventas. Justo cuando por fin se sentó en el sofá, escuchó la puerta siendo abierta, su esposo había llegado.
Foolish se adentró a su hogar, siendo recibido por el olor a limpio y el suave aroma de su omega, pero aun así venía cansado, así que no pudo reparar en estas cosas. Cuando estuvo en la sala de estar pudo observar a Vegetta recostado a lo largo del sofá, con sus ojos cerrados, y su rostro trasmitiendo una hermosa paz.
― ¿Cómo te fue? ― preguntó el omega, aún sin abrir los ojos, extrañando a su alfa.
― Bien, concretamos el negocio del departamento que te dije el otro día.
Foolish era arquitecto, su trabajo proporcionaba buenas ganancias, se podía decir que económicamente se encontraban bastante bien.
El alfa lanzó su saco a uno de los muebles, Vegetta trató de verse imperturbable, aunque debía confesar que el hecho lo descolocó, debido a la reciente limpieza que había realizado.
― ¿Qué hay de cenar? ― cuestionó el menor, que se encontraba hambriento.
― No he cocinado aun ― contestó el omega, por fin abriendo sus ojos, y siendo afectado por la luz que dio en ellos, costándole un poco acostumbrarse nuevamente.
― Uh, bien, pero tengo hambre, haré ramen, rápido y eficaz ― dice Foolish, que se disponía a caminar hacía la cocina, con un poco de pereza en su andar, también se encontraba cansado.
En ese momento pudieron escuchar un llanto infantil, lleno de búsqueda de atención, la pequeña Leo había despertado solita y en su cuarto oscuro, cosa que parecía odiar.
― Foolish, ve por Leonarda ― dijo de inmediato el omega, que sollozó fingidamente ante la idea de levantarse del sofá.
― Ve tú, estoy cansado ahora, apenas puedo con levantar la bolsa del ramen ― respondió mientas llenaba de agua la olla que utilizaría para preparar la cena.
― También estoy cansado ― se removió en el sofá, de forma que su pecho tuviera contacto con este, mientras seguía escuchando el llanto del pequeño.
Foolish frunció el ceño mientras colocaba la olla sobre la cocina, para poner a hervir el agua. Ese día estaba tan estresado debido a que el cliente era tan terco y difícil de tratar que lo dejó definitivamente no podía terminar en nada bueno.
― ¿Cansado de qué? ¿De estar en casa?
Y Vegetta intentó por todo lo que amaba no ofenderse con esas palabras, pero falló olímpicamente, ¿Qué trataba de decir el alfa? ¿A caso estaba menospreciando su esfuerzo?
― ¿Cómo que de estar en casa? Yo también trabajo, me encargo de la limpieza y además de Leonarda, y a verdad no es tan fácil como crees ― contestó a la defensiva, levantándose de una vez del sofá, pues la pequeña no dejaba de llorar.
Foolish soltó una risa sarcástica, que no le cayó para nada bien mientras iba por la bebé. Leo que estiraba sus bracitos en búsqueda de ser tomada, y abría sus manitos volviéndolas puños después, como si estuviera llamándolo. Vegetta no tardó en tomarla. Regresando a la sala minutos después.
― No sé de qué te quejas si la verdad les he dado una buena vida.
― ¿Y eso qué tiene que ver? ― dijo, esta vez sintiéndose molesto por la actitud del menor ― No quieras venir a decir que lo que yo hago en esta casa no puede agotarme porque estás equivocado, y me ofende que estés pensando de esa forma.
"Que pedo, que pedo"
Leo frotaba uno de sus ojitos con el puño, sin entender que sucedía al rededor y porque papi empezaba a oler menos dulce de lo normal.
― Solo digo, que tienes comodidades Vegetta, yo tengo que estar de un lado a otro y lidiando con personas que a veces no son fácil de llevar ¿Me entiendes?
El omega seguía sintiéndose molesto, su esposo estaba comportándose como un idiota, y nunca lo había oído hablar así en los años que llevaban juntos.
― Estás siendo ridículo, Foolish ― dijo acomodando mejor a la bebé confusa en sus brazos, dispuesto a irse a irse a su habitación, no queriendo quedarse a discutir.
― Ya, tú solo te quejas ¿Qué quieres que haga? ― el menor se apartó de la cocina, dejando su comida instantánea prepararse.
Vegetta lo ignoró caminando hasta la habitación que compartían con Leo en brazos, quien se aferraba a su camisa, sin entender, pero asustada por el tenso ambiente que se sentía.
― Now you're acting like a child.
Y el omega cerró la puerta, no quería seguir escuchándolo.
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Baby Thoughts || Fooligetta
Fanfiction¿Alguna vez te has preguntado qué piensan los bebés? Nadie sabía ni era capaz de entender que existía un mundo de pensamientos en la cabecita de Leonarda, la bebé de Foolish y Vegetta. ‣ La historia trata sobre los personajes de qsmp, no sobre los s...