Cruel Perdición #1 [Borrador]

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Gracias a todas por comentar en el anterior cap, las amo y feliz noche <3.

❤🖤

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Bella.

Por situaciones como a esas es a cuando me refería que era débil.

También débil de espíritu, tal parecía y carecía de carácter como en la gran mayoría de mi vida. Pensé.

No en el sentido de débil hacía el pedazo de carne que es Alden para mi animal interior, Dios, quise reír ante esa idiotez repentina. Ese aire de depredador que últimamente me rodeaba me ponía histérica, supe hace unos días atrás en las íntimas paredes de mi habitación que era débil hacía ese hilo invisible que se había formado entre nosotros cada que estábamos muy cerca. Como si esa fina línea que nos rodea nos pudiera asfixiara por estar muy cerca o muy separados. Raro. Pero incontrolablemente reconfortante y fuera de lo normal para mi persona.

—¿Se podría apartar, señor? —le había preguntado indignada e incómoda por sus anteriores palabras.

—No —fue rotundo y exigente al decir, me había apretado más a su agarré de forma posesiva y sin quitarme la mirada o permitirme moverme de su olor cosquilloso, además, sus pulgares le dieron atención a mis caderas de manera despreocupada—. No quiero.

Cada que recordaba su masculina expresión mi sonrojo se burlaba de mi. Mi cordura y juicio también lo hicieron en su momento.

En primera, estábamos en un situación demasiado comprometedora como para ser visto como algo normal entre un jefe y su empleada en su primer día de trabajo. Dos, mi cuerpo ardía sin explicación alguna y sabía con la mayor de las certezas que eso no era efectivamente bueno para el momento ni para mi salud de pollo.

Mi cuerpo salía ser mi mayor enemigo y en mis tiempos de infancia era mucho peor, y supe, que por tal mis malas defensas harían su aparición muy pronto, tal vaz cuando a él se le diera en gana apartarse de encima mío o cuando estubiera en casa tomando un té verde.

Un resfriado para más, o un dolor muscular de infierno. Cualquier de los dos casos sería netamente doloroso, que posiblemente podría no soportar si no me cambia y buscaba calor.

Calor, bueno. Eso fue lo que más sentí ese día.

Me prometí en ese instante, bajo su mirada jugosa y malévola que debía respirar. Si, respirar, si mantenía mi respiración estable podía que incluso el latir de mi pecho se calmara.

—Sea amable y deme espacio —le dije para su bien y el mío.

Me ignoro y siguió jugando con mi cabello negro ahora un poco tieso por el frío de la noche.

—Soy amable —se burló, y él, como el gran descarado que estaba viendo que era se inclinó para besar la punta de mi nariz pecosa.

—Por favor.

Su cuerpo radiaba calor y confort como lo hacía su casa, ese extraño sentimiento de nuevo me envolvió. Me dejo con ese sabor agrio en la boca de mi estómago, y el sentimiento fue casi miserable, me hizo sentir como tal. Alden término de acortar la poca distancia para así, con esos brazos fuertes e engreídos abrazarme.

—Deme un vistazo —canturreo sobre mi oído.

—¿Sobre qué?

—Su coño.

Mi pecho se torció.

Pensé que había gritado horrorizada por su gran obsceno ser. Pero en cambio, sucedió en mi cabeza tal grito.