El heredero al trono de Espile tiene que casarse, no sabe con quién, pero debe hacerlo y la corte le ha dado tres meses para conseguir un esposo y la única persona a la que se considera apta para tomar el papel de su esposo es Sukuna, el príncipe de...
Esas podrían ser algunas de las palabras que podrían describir a Megumi y eran algunas de las palabras que utilizaban los medios para describirlo, pero él no se sentía conforme con eso. Si, era mucho de todo eso, pero no sentía que fueran palabras que lo describieran.
El cielo estaba despejado, el sol brillaba y no había viento muy fuerte.
Para Megumi era el día perfecto porque el clima se prestaba para hacer muchas cosas, como caminar por el jardín, jugar con sus cachorros un rato o salir a visitar el pueblo. Era el día perfecto para hacer un picnic, pero Megumi no podía darse el lujo de hacer uno, no cuando debía estar presente en largas juntas donde se abordaban temas más importantes que ir a un campo y comer ahí, aunque realmente lo estaba deseando.
La reunión que finalizaba en ese momento era un recordatorio de que no podía hacer algunas cosas por más que quisiera. Habían estado alrededor de tres horas abordando diferentes maneras de ampliar la educación que recibían los niños y jóvenes en las escuelas. Dio su opinión y mostró proyectos en los que él mismo había trabajado sin descanso durante semanas. Solo dos de esos cinco proyectos fueron considerados y con el resto la mayoría dijo que debían estructurarse de mejor manera, pero que eran buenos.
No era lo que esperaba, pero era algo.
Solo debía perfeccionar y esforzarse más en sus proyectos. Aguanto un bostezo mientras cruzaba la puerta de aquella sala al mismo tiempo que miraba que el reloj en su muñeca marcaba las dos con tanto. La reunión se había alargado más de lo que había pensado y por estar metido ahí dentro con tantas personas, lo único que pudo comer fue una barra de cereal con agua.
Sus manos temblaban a causa del hambre que sentía, pero por mas que estuviera a punto de desmayarse no podía ir a la cocina y tomar al menos una fruta, tenía prohibido entrar ahí desde la última vez que entro ahí porque hizo un desastre; además de que la reina, su madre, junto con el parlamento, le dieron el aviso de una reunión de suma importancia en la que debía estar presente y se llevaría a cabo en alrededor de quince minutos.
Si tan solo la junta en que estaba hace unos minutos hubiera terminado a la hora que se tenía contemplada, tal vez le hubiera dado tiempo de comer algo antes de ir corriendo hacia la sala donde se reúnen con el parlamento. Aún no sabía qué era lo que iban a hablar, pero si se le había comentado que era una cuestión de suma importancia que debían resolver lo antes posible.
Por segunda vez desde que salió de aquella junta miró su reloj pensando en que tan tarde podría llegar si primero iba a la cocina y pedía que le hicieran algún sandwich lo más rápido posible, sin importar si solo era puro pan con jamón y queso.
—Mi madre se molestara —murmuró mientras daba vuelta hacia la izquierda en el pasillo cuando la reunión con el Consejo quedaba a la derecha.
Camino lo más rápido posible, casi iba corriendo mientras miraba cada segundo su reloj, como si eso fuera a hacerle ir más rápido o darle más tiempo, y le gustaba pensar que así sería porque de lo contrario quizá le darían algún sermón sobre lo importante que es ser una persona puntual, en especial teniendo en cuenta quien es.
