Las salidas con Sukuna fueron un poco más constantes. Ambos príncipes salían de paseo a los poblados de Espile, visitaban los acuarios, museos, restaurantes e incluso solían estar justo en las partes más descubiertas para el ojo público en el palacio. Cada vez se les notaba más cercanos, y los rumores de su relación comenzaron a esparcirse primero en Espile y después a otros reinos.
Claro que eso solo era en público, pues dentro del palacio, alejados de los paparazzis y cualquier otro medio de comunicación, Megumi y Sukuna apenas intercambiaban palabras.
Existían dos razones para que esta situación estuviera sucediendo, la primera, después de cada salida, Megumi no miraba ta necesario seguir conviviendo en cuanto estuvieran fuera de ojo público, y segundo, Fushiguro había estado siendo bombardeado con preguntas acerca de cómo sería la fiesta de compromiso, entre otras cuestiones también relacionadas con la boda.
Había pasado un mes desde que se arregló todo el asunto sobre casarse con Sukuna, así que en cualquier momento debían comenzar a ver todas esas cosas acerca de fiestas, flores, música, arreglos. Solo que, desde su punto de vista, todo era innecesario.
Todo el día había estado metido en el estudio mirando diferentes telas para los manteles y servilletas, además de planear un tema para el evento, y ni siquiera sabía si él era el único al que lo estaban asfixiando con tanto o si también a Sukuna lo tenían eligiendo flores.
Necesitaba un respiro gigante, aire fresco que le ayudara a desintoxicar sus pulmones y lo hiciera sentir liberado de tanta presión.
Por esa misma razón, se escabulló fuera de su alcoba durante la madrugada, caminó por los pasillos apenas iluminados del castillo, solo con una pequeña frazada, y salió del castillo hacia el gran jardín. Sabía perfectamente a dónde iba, había hecho ese recorrido tantas veces que podría caminar con los ojos cerrados entre los arbustos altos, arcos y pilares atrapados entre diferentes flores.
Camino alrededor de cinco minutos bajo la luz de la luna y en compañía de las estrellas. La brisa fresca golpeaba su rostro y el leve olor a naturaleza era como una cura al dolor de cabeza que le causaba estar cargando tanto sobre sus hombros, pero no podía permitirse relajarse por completo, no todavía. Aún no llegaba al lugar que le daba tanta tranquilidad.
Pero estaba cerca. Lo sabía porque entre más avanzaba la naturaleza estaba más presente y los pilares se miraban más inestables, agrietados y llenos de plantas a su alrededor, como si la naturaleza estuviera reclamando su lugar y recuperando de a poco todo lo que el ser humano le arrebató.
El príncipe Megumi se detuvo antes de cruzar el último arco, respiró hondo y luego soltó de manera lenta todo el aire que retuvo, era como un ritual que hacía cada vez que iba ahí.
Dio un paso hacia adelante y subió unas cuantas escaleras hasta llegar a lo que, según él, antes era un monóptero, pero actualmente se encontraba en ruinas, no tenía techo, solo dos de sus pilares aún se encontraban en buen estado y conectados. Era un lugar hermoso y podía jurar que durante el día podría tener una hermosa vista, pero amaba cómo era el lugar durante la noche.
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Sparks Fly | Sukufushi
FanfictionEl heredero al trono de Espile tiene que casarse, no sabe con quién, pero debe hacerlo y la corte le ha dado tres meses para conseguir un esposo y la única persona a la que se considera apta para tomar el papel de su esposo es Sukuna, el príncipe de...