Había pasado una semana desde que Sukuna Itadori llegó al palacio de Espile.
Apenas una semana y Megumi sentía que quedaría calvo del estrés, aunque Leah le decía que estaba exagerando... y tal vez si lo estaba haciendo un poco.
En realidad, no había pasado mucho tiempo con Sukuna, solo había estado muy ocupado perfeccionando los proyectos en los que estaba trabajando y también debía prepararse para unas conferencias que daría en algunas escuelas.
Pero los momentos que pasaban juntos, no por gusto, el Itadori se la pasaba hablando de mil cosas solo para llegar a un solo punto. Siquiera lo dejaba procesar las palabras que decía y comenzaba a hablar de otras cosas que Megumi definitivamente no comprendía y no lograba unir al tema principal del que Sukuna comenzaba a hablarle.
Tal y como estaba pasando en ese momento.
Sukuna había llegado al estudio de Megumi, no dijo por qué, pero ahí estaba. Primero se aseguró de que el príncipe no estuviera ocupado y después inició su extenso discurso acerca de cómo sobreviviría a un apocalipsis zombi, pero de un momento a otro le comenzó a hablar sobre algo que leyó acerca de la creación de las canicas.
Y ahora hablaba sobre animales marinos mientras jugaba con los lápices y bolígrafos que tenía Megumi en su escritorio.
—No comprendo la relación de las medusas con el apocalipsis zombi — dijo Fushiguro bastante confundido.
—A eso voy, quiero decir que en las películas hacen a los zombis como una plaga de la cual es complicado deshacerse, cuando en realidad, desde mi punto de vista, son un poco como las medusas —aclara mientras revuelve su cabello.
Si Megumi tuviera una moneda cada vez que ve a Sukuna tocar su cabello, definitivamente tendría más de cien moneditas dentro de un frasco solo por esa acción.
—Sigo sin entender —confiesa el azabache acomodándose en el escritorio, mirando atento al hombre frente a él, quien no lo de vuelta.
—Lo que quiero decir es que de lo que aprendí mirando películas, los zombis solo quieren comer y ya. No son conscientes de nada porque están muertos y solo es un cuerpo en descomposición en movimiento —argumento.
Ahí fue cuando Megumi comprendió a lo que se refería.
—Y los comparas con las medusas porque no tienen conciencia.
DING, DING, DING
Megumi había dado en el punto al que Sukuna había querido llegar desde el inicio. El príncipe de cabello castaño ahora miraba al que se encontraba del otro lado del escritorio y sus ojos conectaron por un momento. Esta vez no había lentes de sol con aumento que cubrieran el marrón en los ojos almendrados de Sukuna, y esta vez no había enojo o molestia chispeando en el profundo bosque verde con trozos de cielo en los ojos de Megumi.
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Sparks Fly | Sukufushi
FanficEl heredero al trono de Espile tiene que casarse, no sabe con quién, pero debe hacerlo y la corte le ha dado tres meses para conseguir un esposo y la única persona a la que se considera apta para tomar el papel de su esposo es Sukuna, el príncipe de...