𝒏𝒊 𝒆𝒔𝒐 𝒍𝒐 𝒂𝒍𝒊𝒗𝒊𝒂𝒃𝒂...

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POV MIKO:

POV MIKO:

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Me tenia muy preocupada, debería pensar de que se le rompió el celular o algo por el estilo, pero solo pensaba lo peor

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Me tenia muy preocupada, debería pensar de que se le rompió el celular o algo por el estilo, pero solo pensaba lo peor.

Fueron tres casi cuatro días sin contestarme los mensajes, ya teníamos los vuelos, e ibamos a viajar solo Mariana y yo, los demás se iban a quedar.

Todo el vuelo estuvo con los nervios de punta, pensando realmente solo lo peor. ¿Porqué desde la noche que salió no me escribió?

— Victoria, cálmate, puñeta. Que me pones nerviosa a mí —
la escuché a Mariana.

— no me puedes pedir eso Mariana Beatriz —

— pero piensa que va a estar bien, no le habrá pasado nada —

— y porque puta no me contesta? —

— se le habrá roto el celular —

— buscaría la forma de comunicarse conmigo —

— te puedes de dejar de sobrepensar todo aunque sea ahora? —

— no —

— vete a la mierda —

(. . .)

Estábamos ya por llegar a Puerto Rico, la ansiedad me consumia de una manera que se hacía increible.

Llegamos, Mariana me iba hablando durante el camino, queriendo hacerme pensar que todo estaba bien.

Y porfin llegamos a donde tanto estaba esperando llegar, abrí la puerta con la llave, y me encontré todo tal cual había quedado la última vez. Tan igual que ni una silla habían movido.

La mire a Mariana, ambas confundidas. Caminé hacia el cuarto, que dónde desde la puerta se oían sollozos.

Entre al cuarto, y me preocupe al verla tirada en la cama, llorando sin consuelo.

— no jodas... —
murmuré en lo que mis ojos se aguaban, me acerqué lentamente, y me senté en la cama, a su lado. La tome del mentón para que me mire, ya que tenía su cabeza hundida en la almohada. Me miró, pero me saco la mano de su cara.

Me dejó ver su cara llorosa, hinchada, y que se notaba a simple vista el hecho de que estaba drogada. Vi la mesita de luz, la que tenía rastros del polvo blanco, una cuchilla, y varias pastillas.

— ¿Que pasó...? —
Se tiro a abrazarme, que les juro que el abrazo era algo necesitado para ella.

POV ÁMBAR:
La abracé, necesitaba abrazarla, necesitaba estar en sus brazos, necesitaba estar tranquila un momento. En el abrazo, mi llanto se descontroló del todo. Gritaba cada vez que me acordaba cada cosa que me hicieron, me había tomado casi diez años superarlo la vez anterior, y de hecho aun no lo tenía muy superado, pero como era una niña.

— ya está, ya pasó, mi vida —
Escuché a Victoria que susurraba a mi oído mientras me abrazaba, ella no podía a llegar ni imaginar todo lo que me hicieron.

Mariana estaba sentada a nuestro lado, observando. Me hartaba vivir así, lo único que quería ahora era morirme. Este sentimiento era algo que ni la droga, ni los cortes lo aliviaban, era algo muy fuerte.

Me aleje del abrazo de Victoria, y me volví a tirar en la cama, las lágrimas nunca dejaban de salir, se me hacía una tortura estar asi.

POV MIKO:
— me muestras los brazos? —
Me mostró ambos brazos, los cuales estaban todos cortados, pero de una forma que dolía hasta verlos. Suspiré, no le iba a decir nada, no era momento, pero aún estaba a tiempo de detenerla de que se mate.

— Ámbar —
hablo Mariana, a lo que ella la miró.

— luego hablamos nosotras — hablo mirandola, y para decir lo siguiente me miró a mi — las dejo solas un rato —

(. . .)

Le dejé su tiempo para que me diga, y cuando me dijo, me destrozó. Era apenas una niña, y ya tenía que pasar por esto? Me odiaba, me odiaba a mi, yo la dejé sola sabiendo que podía pasar riesgos. Fue mi culpa, fue mi culpa al dejarla sola, fue mi culpa al descuidarla.

Mis lágrimas no tardaron en salir al verla tan destrozada, odiaba verla tan mal, odiaba.

Lo único que queria es que ella esté bien...

(. . .)

Salí del cuarto para que pudiera hablar con Mariana ya que ella me lo había pedido. Me fui a dar una ducha rápida en lo que ellas hablaban, pero cuando salí Mariana ya estaba en la sala, y la puerta de nuestra habitación cerrada. Entré al cuarto, en donde cerré los ojos por instinto al ver a Ámbar consumiendo, no se, siempre la había visto ya drogada, pero nunca me hubiera pensado verla a ella aspirando la droga.

Se me hizo raro que ni se molestara en que yo entrara a la habitación, ¿Tan mal estaba como para llegar a consumir al frente mío?

— Ámbar, coño, para, vas a llegar a una puta sobredosis —
Me acerqué a ella porque si noté que estaba consumiendo demasiado, lo que menos quería es perderla.

Noté sus ojos débiles, que se querian cerrar por si solos. Su cuerpo estaba inestable, como si consumiera un solo gramo más iba a terminar en algo que no quería.

La atraje con mis brazos para mantenerla en un abrazo, en dónde ella no tardó en llorar. Si ella ya era sensible de por si, imagínense cuando se drogaba, y sumenle con lo que le habia pasado.

La hice que deje las cosas a un lado, después de un día tan cansador, nos acomodamos para dormir.

De tan cansador que fue el día, no tuve ni tiempo de apagar la luz o siquiera cerrar la puerta, que me quedé dormida junto a ella.

(. . .)

✰ 𝗜 𝗟 𝗘 𝗚 𝗔 𝗟 𝗜 𝗗 𝗔 𝗗 ✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora