Equipo.

124 7 3
                                    

Capítulo 8

Equipo.

CECILIA.

Dentro de su pequeño mundo, arropada en telas de seda cubiertas de diamantes, la visión que mantenía del mundo era única. El vasto cielo azul gobernando el horizonte, el aroma de la primera inundando todo sentido del olfato en su pequeño cuerpo. A la perspectiva de una pequeña el mundo no podía ser descrito sin las palabras "mágico" o "extraordinario," en especial si a sus ojos las hadas y las princesas son el futuro de su vida.

― ¿Estas lista?

―No.

―No tienes por qué tener miedo.

― ¿Quién te ha dicho que tengo miedo?

―Ha de haber alguna razón detrás del por qué tu pierna no para de temblar.

Tan frágil, tan temerosa, una cría perdida en la inmensa experiencia que es vivir. O que al menos era.

―Tara, no creo ser capaz.

―Ceci, estoy aquí contigo, ― su voz la tranquilizaba, siempre lo hacía. Dependía de ella como un hijo dependía de su madre. Tara era su guía, su luz, todo aquello que necesitaba lo encontraba en su mejor amiga. ―Me aseguraré que nada malo te ocurra.

―No quiero ser un estorbo.

―No lo eres y nunca lo serás, ― Tara la contenía en sus brazos, arrullándola para hacer desaparecer todo tipo de preocupación. ―Yo he decidido protegerte, estaré a tu lado en todo momento.

― ¿Lo prometes?

―Con mi vida.

Un sueño. Todo terminó siendo nada más que un simple sueño. Solo un recuerdo, una ilusión del pasado que jamás podré ser capaz de olvidar. Como una tormenta, aquellos momentos a lado de Tara me perseguirán durante mi estadía en el infierno. Asecharán cada segundo de mi patética vida a manera de sueños, pesadillas creadas por mi subconsciente para que la cordura se deteriore lentamente semejando alimentos pudriéndose bajo el sol infernal.

― ¿Estas lista?

― ¿Qué?

― Te he preguntado si estás lista, ¿no has escuchado?

―No, ― froto mis ojos con cansancio, no he logrado conciliar el sueño en días, mi visión está borrosa debido a la fatiga en mi cuerpo. ― De alguna manera no logro despertarme.

― ¿Y por ello has estado ignorándome?

― Perdona Blake, creo que me he quedado atascada en un sueño. ― Le he dicho la verdad, no hay manera en la que logre arrinconar las visiones del pasado que tan desesperadamente deseo olvidar. Desde que me enteré sobre mi participación en una misión mi mente no ha parado de atacarme con recuerdos de mi infancia con Tara. No me preocuparía por ello, es normal el soñar con el pasado cuando el presente es una mierda de vida, más la misión a la que he sido asignada no es un trabajo individual; Blake, Austin y Tara serán mis acompañantes y verdugos.

― ¿Sueño? ― Blake no logra ocultar su curiosidad, su mirada avellana destella nuevamente y con ello la impaciencia gana control de su cuerpo. ― No dejas de intrigarme, eh muñeca.

―Tu vocabulario, como de costumbre, tiende a ser elogiador de una manera obscena. ― No logro evitar sonreír a pesar de sentirme agobiada por su presencia. Desde aquél instante en la enfermería, Blake no se ha apartado de mi lado. Se ha convertido en alguna clase de apoyo a pesar de sus comentarios indecentes. Se convirtió en alguien indispensable, a fin de cuentas, en estas semanas que he estado encerrada en la enfermería.

Matar por PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora