CAPÍTULO II

2 0 0
                                    

Podrás conocer a muchas personas en tu vida,
pero solo unas cuanta te tocarán el alma.

"Descubrí que una persona puede acabar con un corazón en un simple minuto, con una simple palabra o una simple mirada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Descubrí que una persona puede acabar con un corazón en un simple minuto, con una simple palabra o una simple mirada. Y pudiera parecer cosa simple, pero no lo es, porque hiere, intimida e incluso mata. Y no hablo de una muerte física, sino de una muerte espiritual. La vida es así, con altas y bajas; pero las bajas, aunque a veces cansen y duelan, nos ayudan a ganar más impulso para subir y aprender. En la vida llegará mucha gente que nos hará sentir la peor «cosa» del mundo, pero también llegarán otros que, en un segundo, con un simple «hola», todo lo malo que ha pasado no importará, porque habrá valido la pena para conocerlo, mirarlo y quizás, ¿por qué no?, amarlo".

El sábado por la mañana me despertó un sueño que tuve sobre él: no dejaba de mirar sus bellos ojos marrones y en cómo la luz del sol se combinaba con el dorado de su cabello hasta formar un claro arcoíris en dirección al horizonte, en serio, no bromeo. Fue hermoso, como lo era él.

Fue un sueño muy lúcido, de esos en cámara lenta y sin sonido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fue un sueño muy lúcido, de esos en cámara lenta y sin sonido. Se podía apreciar cómo el aire movía su cabello al mismo tiempo que mis manos acariciaban su rostro. Él sostenía mis manos por momentos y las acercaba a su boca, rozaba lentamente su piel, desde su frente, su nariz, sus mejillas hasta llegar a su boca, terminaba con un beso en ellas, una mirada hacia mí y una sonrisa que se podía sentir hasta Madrid.

El sueño más bello de mi vida entera. Un sueño de amor que ahora me está pasando a mí, a esta insignificante mortal.

—¿En verdad me estará pasando? —me pregunté.

Jamás me había enamorado de esa manera, ni si siquiera sabía lo que era el amor. ¡Por favor!, en cinco minutos nadie se enamora, ¡cuánto dramatismo! ¡exageración!, yo y mis cursilerías de escritora.

Podía seguir y seguir diciéndome cosas para olvidar y para darme cuenta de que no era verdad, solo una simple imaginación, pero no era así, porque en verdad lo sentía y eso, me hacía sonreír. Y cómo necesitaba esas sonrisas ahora, después de un pesado ayer.

Al paso del día, me sentía como en cautiverio. No me hallaba por ningún rincón, hasta mi libreta y mi lápiz comencé a olvidar; todos mis pensamientos eran sobre esa mirada, esa sonrisa, esos labios, ¡todo!, pero lo que más intrigada me hacía sentir, era no saber su nombre.

EL CAFÉ DE LOS VIERNESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora