3. El viaje a Chuam

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¿Cortejo de un pingüino?

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¿Cortejo de un pingüino?

Los cortejos de los pingüinos no se trataban de los tradicionales en el mundo de los cambiaformas, eran distintos y complicados. Aludían a los tiernos que se veían los alfas entregando la piedra perfecta a sus parejas y lo difícil que era hallar a la persona elegida. La mayoría de los integrantes de la colonia de pingüinos, se quedaban obstaculizados entre la espera de la persona indicada y la soledad que envolvían sus vidas ante dicho aguardo.

Por lo tanto, en el diccionario de Min Yoongi pocas veces se plasmaban las palabras amor  y cortejo. Siendo un alfa de 23 años calmado y perezoso, nunca se vio en la necesidad de emparejarse con alguna persona. Y es que ser un cambiaformas pingüino, solo lo encaminaba a pretender la monogamia y atesorar a una persona por el resto de su existencia.

De esa manera, sus días antes de entrar a la universidad de Seúl, se limitaban a estar horas tras horas creando pistas musicales en su pequeño estudio mientras se olvidaba de las almas que vivián afuera de esas cuatro paredes. Además, apenas el reloj tocaba las 6 de la noche, Yoongi estaba listo para practicar en el deporte que el señor Kim le había enseñado, algo tan relajante y aliviador como el boxeo.

Esa era la rutina del tierno alfa, saliendo solo las veces necesarias para asistir a la universidad y no perder el contacto con sus amigos. En efecto, cuando salía no faltaban las burlas referentes a qué su cambiaforma no era digno de ser un alfa. A pesar de eso, Yoongi no le tomaba importancia y solo se limitaba a ignorarlas con la música de sus audifonos a tope.

No obstante, la situación había cambiado. La transferencia de universidad no resultó tan mala como pensó. A cambio, el alfa conoció a la persona elegida y la soledad que había creído esperar en su vejez, se disolvio al reconocer como pareja al omega de labios abultados y ojitos que pintaban el mismo cielo de invierno en ellos.

Después de aquel día donde Yoongi entrego la pulsera, llegaron a cruzarse unas cuantas veces en el parque otoñal. Miradas cómplices y sonrisas grandes, eran la manera de demostrar el objetivo que tenía fijado el alfa.

Sin lugar a duda, el omega era el merecedor del cortejo, una decisión unánime por parte de su pingüino y de él. Como no pensar aquello, si a fin de cuentas el lindo omega no se había burlado de su cambiaformas, e incluso la joya de piedras azules permanecía en su muñeca como el tesoro más preciado.

Por tales razones, Yoongi se encontraba en las playas de Chuam. No siendo capaz de aguardar por más tiempo, había madrugado para viajar unas cuantas horas con el fin de emprender su objetivo. El alfa estaba determinado, batallaría para ser un buen prospecto para el omega y lograría cortejarlo.

—¡MIN YOONGI!

A las espaldas de Yoongi, la voz enojaba y titubeante de Seokjin se perdía contra el inmenso mar de Chuam. El rubio moqueaba por el desbordante frio que calaba sus huesos a las 6 de la mañana en aquella playa, Seokjin estaba enojado, poco comprendía la razón por la cual Yoongi se había levantado a las 2 de la mañana con la intención de viajar.

Cortejo de un Pingüino / YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora