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Es la primera vez que me atrevo a escribirte desde mi casa... Intento no hacerlo para ser capaz de mantener mis ideas claras; sin embargo, hoy me generaste muchas preguntas, sin darme la oportunidad de poder contestarlas.

Nuevamente, me vi obligado a situarme en uno de los asientos dobles, pero esta vez no hubo sitio para que me vuelvas a desequilibrar. Mi mejor amigo tomó tu lugar.

Aunque, ya sabes, no sería propio en mi persona dejar de sentir esa dualidad que siempre me has de despertar...

Por una parte: con el idiota ese a mi lado (mi amigo), mantener la compostura no presentó un gran reto. Pero, por la otra parte: con tu mirada más presente que a diario, mantener la compostura sí presentó un gran reto.

Sobre todo, porque me hace creer que yo también algo te he de suscitar..., y no me quiero ilusionar.

Tengo responsabilidades que afrontar, mas en mi cabeza no paras de deambular...

Debería arrastrar más a menudo al idiota para que ocupe tu lugar...

...Espera. Eso sonó extraño.

No me gusta mi amigo. What the fuck? ¡Ah! ¡Qué asco! 

¡Me voy a domir! Que descanses.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora