La Recaida

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**Capítulo 7**

El aire estaba cargado de electricidad cuando Marie y Jay se encontraron nuevamente en medio de una acalorada discusión. Una simple diferencia de opinión sobre qué película ver desató una ola de emociones intensas, llevando su relación al borde del abismo una vez más.

Marie, con el corazón latiendo con furia, arremetió contra Jay, acusándolo de ser egoísta y poco considerado. Cada palabra que salía de su boca era una flecha afilada, apuntando directamente al corazón de Jay. Sintió su ira crecer a medida que sus argumentos se intensificaban, sus ojos llenos de una mezcla de dolor y resentimiento.

Jay, por su parte, se sintió atrapado en un remolino de emociones turbulentas. Intentó defenderse, argumentando que Marie también tenía la culpa en la situación, pero sus palabras solo alimentaron el fuego de su ira. Se encontró avanzando hacia Marie con pasos temblorosos, su mano extendida en un gesto de desesperación.

En un momento de ceguera emocional, Jay agarró el brazo de Marie con fuerza, sintiendo la piel suave ceder bajo su agarre. El contacto físico fue como un choque eléctrico, sacudiendo a ambos con la realidad de la situación. Marie sintió un dolor punzante en su corazón mientras luchaba por liberarse del agarre de Jay, sus ojos llenos de lágrimas y confusión.

El silencio que siguió fue ensordecedor, cada uno respirando con dificultad mientras luchaban por recuperar el control de sus emociones. Se miraron el uno al otro, sus miradas cargadas de tristeza y desesperación. En ese momento, se dieron cuenta de lo lejos que habían llegado, lo mucho que habían perdido en el camino.

Con el corazón pesado, Marie y Jay se separaron, cada uno retrocediendo con pasos vacilantes mientras se enfrentaban al peso abrumador de la realidad. En medio de la oscuridad que los rodeaba, se aferraron a la débil esperanza de que, tal vez, algún día encontrarían la manera de sanar las heridas que los separaban y reconstruir el amor que una vez compartieron.

Alma en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora