06: La nuez maldita.

90 8 10
                                    

-"𝔙𝔦𝔳í𝔞 𝔢𝔫 𝔢𝔩 𝔰𝔦𝔩𝔢𝔫𝔠𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔲𝔫𝔞 𝔪𝔲𝔩𝔱𝔦𝔱𝔲𝔡, 𝔰𝔬𝔫𝔯𝔦𝔢𝔫𝔡𝔬 𝔰𝔦𝔫 𝔰𝔢𝔫𝔱𝔦𝔯, 𝔥𝔞𝔰𝔱𝔞 𝔮𝔲𝔢 𝔩𝔩𝔢𝔤𝔞𝔯𝔬𝔫 𝔞𝔩𝔪𝔞𝔰 𝔤𝔢𝔪𝔢𝔩𝔞𝔰 𝔮𝔲𝔢 𝔳𝔦𝔢𝔯𝔬𝔫 𝔪𝔦 𝔩𝔲𝔷, 𝔞𝔪á𝔫𝔡𝔬𝔪𝔢 𝔭𝔬𝔯 𝔩𝔬 𝔮𝔲𝔢 𝔰𝔬𝔶, �...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-"𝔙𝔦𝔳í𝔞 𝔢𝔫 𝔢𝔩 𝔰𝔦𝔩𝔢𝔫𝔠𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔲𝔫𝔞 𝔪𝔲𝔩𝔱𝔦𝔱𝔲𝔡, 𝔰𝔬𝔫𝔯𝔦𝔢𝔫𝔡𝔬 𝔰𝔦𝔫 𝔰𝔢𝔫𝔱𝔦𝔯, 𝔥𝔞𝔰𝔱𝔞 𝔮𝔲𝔢 𝔩𝔩𝔢𝔤𝔞𝔯𝔬𝔫 𝔞𝔩𝔪𝔞𝔰 𝔤𝔢𝔪𝔢𝔩𝔞𝔰 𝔮𝔲𝔢 𝔳𝔦𝔢𝔯𝔬𝔫 𝔪𝔦 𝔩𝔲𝔷, 𝔞𝔪á𝔫𝔡𝔬𝔪𝔢 𝔭𝔬𝔯 𝔩𝔬 𝔮𝔲𝔢 𝔰𝔬𝔶, 𝔰𝔦𝔫 𝔪á𝔰 𝔫𝔦 𝔪𝔢𝔫𝔬𝔰."

Todas reían y abrazaban a sus familias, el sol brillaba más que antes, esa escena era observada por una rubia desde su terraza, observaba eso con envidia y nostalgia, estaba sola, ni las monjas se encontraban en ese lugar, camino por el pasillo, con la mirada baja, fue al árbol, donde encontraba tranquilidad, leyendo como un consuelo, sintió un ruido arriba del árbol, encontrándose con unos hermosos orbes azules, viéndola con una gran sonrisa.

—¿Por qué una dama tan bella como tu se encuentra sola?— Dijo bajando del árbol, sentándose al lado de la joven, el viento soplaba moviendo su larga cabellera rubia.

—Ja, no crees que ya tienes el cabello muy largo, Sebastien— Dijo soltando una leve risa, tocando los rizos del joven.

—¿Tu crees?— Le pregunto, hace 3 meses no se ha cortado el cabello, fue como una forma de rebeldía hacia la hermana Grey por retar a uno de sus amigos.

—Si, la hermana Grey te matara.

—Esa es la idea— Con solo esas palabras hizo reír a la joven, Sebastien solo la miraba, con unos ojos que mostraban amor, mostró una leve sonrisa. 

El viento sobraba mas y mas, las flores votaban sus pétalos, ambos subieron al árbol, en ese lugar había una hermosa vista, una ardilla se puso a pelear con Sebastien por una nuez, cayendo juntos.

—¡Ay! ¡Maldita ardilla te maldigo!—Gritó sacudiéndose el polvo y las hojas —¡Rose! ¿Te parece si vamos a la feria? hoy vinieron— le preguntó, ayudándola a bajarse.

—Si, vamos— Contesto tomando su mano, corriendo a la salida, con una gran sonrisa formada en el rostro de la joven.

Ya en el lugar, se divirtieron mucho, comieron también, pero faltaba una cosa que no habían probado, que les leyeran el futuro.

—Vamos Rose, será divertido— Le suplicó el chico, pero ella no reacciono no creía en eso, era más que claro que era una estafa.

—Esta bien— Contesto, el chico sonrió, y juntos corrieron hasta la carpa de la lectura del tarot, fueron recibidos por una mujer, tenía un sombrero con una gema, les dio una sonrisa y comenzó a mover las cartas, dejando ver los símbolos de las cartas.

—¿Ha tenido problemas?— Le pregunto a Sebastien.

—Si, pero son insignificantes— contestó restándole importancia, la adivina le dio la vuelta a la última carta, era un corazón atravesado por tres daga.

𝑆𝑢𝑠𝑢𝑟𝑟𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝐶𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜́𝑛. --𝑇𝑒𝑟𝑟𝑦 𝐺𝑟𝑎𝑛𝑑𝑐ℎ𝑒𝑠𝑡𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora