02: 𝕷𝖆 𝕸𝖊𝖑𝖔𝖉í𝖆 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝕬𝖒𝖎𝖘𝖙𝖆𝖉: 𝖀𝖓 𝕰𝖓𝖈𝖚𝖊𝖓𝖙𝖗𝖔 𝕴𝖓𝖊𝖘𝖕𝖊𝖗𝖆𝖉𝖔 𝖊𝖓 𝖑𝖆 𝕴𝖌𝖑𝖊𝖘𝖎𝖆 𝕬𝖓𝖙𝖎𝖌𝖚𝖆.

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—¡Archibald!

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—¡Archibald!. Dijo una niña de 6 años buscando por la mansión Andley al peli café, sin tener resultados. suspiro cansada, ¡Me rindo ganaste!. levantó las manos en señal de que se había dado por vencida.

Al no recibir ninguna respuesta decidió, salir a dar un paseo. Camino recogiendo margaritas, llegando a un lugar que parecía ser una iglesia antigua.

—Vaya, no sabía que había una iglesia, cerca. 

La curiosidad le mataba se dirigió a una de las ventanas, encontrándose con un coro de niños, sonaba bien, pero luego 2 voces que arruinaron todo.

—Candy, Annie nada de bromas. Dijo una monja, mirando a una niña rubia con rizos y otro pelinegra lacia. La risa de los adultos se hizo escuchar al parecerles divertida la situación.

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—Aunque ustedes no quieran ser adoptadas no tienen derecho a portarse tan mal. Dijo una señora levantando su dedo.

—Lo siento. Hablo la pelinegra bajando la mirada. 

—Candy ¿no estas arrepentida de lo que hiciste hoy?

—Señorita yo no lo hice con mala intención. Dijo la rubia que se llamaba Candy

—Todos los niños del orfanato seran muy mal vistos por culpa de ustedes. añadió poniendo sus manos en su espalda.

"¿Orfanato?" pensó Rose.

—¿Si?

—¿Por nosotras?

—Así es si la gente dice que algunos niños que viven en el hogar de Pony se portan mal...

—¿Se portan mal? Interrumpió la rubia.

—Si muy mal, y tienen feos modales los otros niños pagarán por la diversión de ustedes y no serán adoptados.

—Oh, lo siento. Habló la rubia haciendo una reverencia en modo de disculpa mientras la pelinegra se limpiaba las lágrimas. Lo siento mucho. Añadió, lo que hizo sonreír a la señora.

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—¿Quien eres? Dijo Candy arriba de un árbol lanzándose al suelo, cayendo sobre la joven.

—¿Eh? ¿cómo es que? 

—Yo me llamo Candy, Candy Blanca. Añadió, levantándose y estendiendole la mano a la niña para que se pueda levantar.

—Rose, Rose de Versailles.

Ese día Candy abrió una puerta la puerta de la amistad de Rose que no cualquiera podía abrir.

𝑆𝑢𝑠𝑢𝑟𝑟𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝐶𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜́𝑛. --𝑇𝑒𝑟𝑟𝑦 𝐺𝑟𝑎𝑛𝑑𝑐ℎ𝑒𝑠𝑡𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora