Cap 1

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I

-Leo... Leo, ¡¡despierta!!-

Abrí un poco mis ojos tratando de asimilar la situación, estaba sumamente cansado, dormir en el asiento trasero de un auto no es el mayor placer de alguien después de todo. Me reincorporé en el asiento estirando limitadamente mi cuerpo mientas bostezaba.

-¿qué sucede?- pregunté mirando con cierto pesar a mi madre.

-tu teléfono ha estado sonando hace un rato, no quería despertarte, pero debe ser urgente.-dijo con desagrado con la mirada aún fija en la carretera.

Me estiré para poder alcanzar mi teléfono en el asiento delantero y lo encendí para apreciar 5 llamadas perdidas de mi novia y el mensaje más romántico del mundo.

"Como no respondas en este momento, iré a Carolina y cortaré tu hermosa polla"

Toda una poeta mi "dama", Verosika solía ser muy expresiva y con un vocabulario digamos, poco ortodoxo. Inconcientemente mis ojos se giraron con molestia hacia arriba y llamé a su número recibiendo una respuesta inmediata por su parte.

-te doy 5, y van 3, para que me digas por qué tardaste tanto en contestar-

Levanté la mirada y mi madre se encontraba mirándome por el reflector del auto con una inconfundible mirada de reproche, sabía que había visto que las llamadas eran de Verosika y no quería que contestara, no era un secreto para nadie que ninguna se apreciaba. Automáticamente bajé el volumen de la llamada y me apoyé en la ventana del auto.

-estaba durmiendo, es un viaje largo y lo sabes. Además no estoy de humor para que me andes regañando por cualquier estupidez que se te venga en gana.

De repente hubo un silencio algo incómodo entre ambos, aparte del gran enojo que reflejaba, no solía responderle así a Verosika, por lo tanto su sorpresa debió haber sido toda una historia en ese momento.

-me parece muy grosera esa respuesta de tu parte.

Un fuerte suspiro salió de mi boca recargando mi cabeza en el espaldar del asiento.

-lo siento, sólo estoy estresado con la mudanza. Sabes que será difícil para mí socializar.

-eso será mejor y más seguro para mí, así ninguna zorra te coqueteará.


Reímos por su pequeña y aburrida broma, era como una obligación para mí reír todas las cosas "graciosas" que ella decía.
Sí, era ese tipo de relaciones en las que todas las cosas debían ser forzadas y planeadas para no dañar la débil estructura que con trabajo habías formado, aunque eso costara un desgaste emocional un poco abismal.

Nuestras conversaciones por teléfono solían ser muy incómodas y breves, así que más temprano que tarde nos habíamos quedado sin algún tema de conversación.

-Leo

La escuché decir entre el silencio.

-¿qué sucede?- pregunté rápidamente de forma cansada.

-¿cuándo perdimos la chispa?


Esa era una señal, tan rápido como mis dedos lo permitieron, apagué el teléfono completamente, era una conversación que a toda costa quería evitar, claramente terminaría en una discusión sin saber de quién era la culpa si no cortaba en ese instante, ella era dramática, pero en algo tenía razón, ya no éramos los mismos de antes, pero ninguno de nosotros se atrevía a aceptarlo o hablar seriamente el tema, éramos polos opuestos, y por mucho que la gente se empeña en decir que las mejores relaciones son así, no es del todo correcto. Nos tardamos para llegar siquiera a tener una cita, fue muy complicado formar el molde de lo que se llamaría nuestro "amor", mis padres no apoyaban esa relación, al igual que mis amigos y los suyos, pero enfrentamos todo eso con empeño y convicción.

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