2. ¡Bienvenidos!

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Al día siguiente Charlie nos reunió para desayunar. Claramente todos estuvimos discutiendo y hablando. El venao, como siempre, estaba callado y observando todo con calma.

—Chicos, gracias por venir a comer todos juntos, esto crea un ambiente de familiaridad que nos hará sentir seguros entre nosotros —Explicó mi hija, quien había comido casi tan rápido como Vaggie.

—Sí, por hoy les vamos a pedir que descansen, se relajen y renueven fuerzas, a partir de mañana empezaremos a buscar gente para el hotel —le siguió Vaggie.

—Ok, nosotras vamos a salir, si tienen alguna inquietud o petición, pueden decirle a Alastor —el aludido hizo una leve inclinación de cabeza aceptando su tarea del día.

—¿Qué? ¿Por qué él? —pregunté con comida en la boca. Sé que no es nada educado, pero cuando se trata de Alastor solía reaccionar así.

—Porque él es el gerente, papá... —me explicó algo incomoda. Como si tuviera que regañarme como un niño.

—¿Y a donde irán?

—Iremos a una cita —explicó emocionada.

—Oh genial, ¿puedo ir?

—Creo que el objetivo de las citas es tener privacidad, majestad.

—¿Tú que vas a saber, maldito cuernudo? —La cabeza de Alastor se giró de forma tenebrosa mientras sus astas crecían.

—No soy yo al que abandonaron por siete años.

—¡Ya! —nos regañó Vaggie antes de que la pelea pasara a ser física— Mañana irán ustedes dos juntos a conseguir almas para este hotel.

—Sé lo que intentan haciéndolos convivir —dijo Husk, quien recién había terminado su desayuno—, pero ellos dos son como niños peleando, sin ofender majestad, no les va a funcionar, solo van a provocar que peleen más.

—Debemos intentar algo Husk —repuso Vaggie— ¿o acaso tienes otra idea? —el felino calló y la novia de mi hija suspiró intentando calmarse.

—El problema no es sólo que peleen, sino que no será un buen ejemplo de lo que queremos hacer aquí, y si los nuevos huéspedes ven ese comportamiento en ustedes, se sentirán libres de ser violentos.

—Lo siento, Charlie —dijimos al mismo tiempo. No sé, pero por ese tiempo yo coordinaba con todos.

—Bien —nuestra princesa nos sonrió con la dulzura que sólo ella sabía dar— Nos vemos en la noche.

Terminamos el desayuno en silencio, aunque tenía mis cosas que decirle al payaso rojo ese.

—Oye Husk, no tengo que ir al estudio hoy, ¿quieres hacer algo? —Angel se acercó al rostro del felino haciendo que se sonrojara. Mis cejas en ese momento se elevaron sin límites, era un buen chisme.

—¡Ya olvidaste a tu mejor amiga!

—Claro que no, Cherry, podemos hacer algo los tres.

Al escuchar su tono de voz me atragante con el café. Empecé a toser a lo idiota mientras todos me preguntaban si estaba bien. Fue entonces que sentí un par de brazos levantarme y sacudirme hacia arriba suavemente hasta que pude soltar una parte del café.

—¡Manchas! —Nifty sacó un trapo de la nada y empezó a limpiar todo, incluso mi ropa.

Los brazos me dejaron nuevamente en la silla. Estaba muy avergonzado para levantar a ver a alguien, pero escuchar su risa a lo lejos me confundió. Creí que había sido Alastor mi salvador, pero fueron más bien sus tentáculos.

Vals del Infierno || AppleRadioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora