Megumi abandonó el comedor luego de una charla reveladora con su mejor amiga, ya se estaba haciendo algo tarde, así que meditando un poco en el camino hacia su habitación, se dio cuenta de que se sentía un poco más ligero al haber compartido con alguien lo que le pasaba, aunque seguía sin saber cómo le haría para acercarse al pelirrosa.
Pero ya había un pequeño avance, porque para Megumi la conformidad ya no era una opción, el amaba a Yuji y para él eso era claro. Estaba decidido, lo haría, encontraría la forma de acercarse a su dulce mejor amigo. Ya no quería seguir soñando con escenarios en los que eran una pareja feliz, en los que Megumi lo abrazaba sin miedo a lo que pueda ocurrir con su amistad, aunque si quería soñar con un mundo en el que las maldiciones no existían y era feliz junto al lindo pelirrosa quien consideraba el amor de su vida.
Lo último era poco probable, al menos por ahora, ya que las emociones negativas de los humanos aún existían, a pesar que Sukuna haya sido destruido, las maldiciones que quedaban seguían siendo un dolor de cabeza para los hechiceros. Aún así él quería intentarlo, Megumi quería hacer todos esos sueños realidad. Y si no se daba el caso, al menos sabría que lo intentó y que, a fin de cuentas, intentaba salir con el ángel más bonito del cielo. O al menos eso pensaba Fushiguro.En el camino hacia su habitación vio la puerta del dormitorio de Itadori, que no estaba del todo cerrada. Megumi quería entrar. Tal vez se pregunten por qué, mis queridos lectores, es simple; el azabache sabía que su pelirrosa estaba acompañado por alguien que no era él y eso no le gustaba nada. Yuji se lo había comentado antes, estaría con Toudo, y eso no le agradaba mucho, Toudo no le agradaba para nada, peor aún sabiendo que intentaba discutir con él para ver quien era el mejor amigo del más bajito. Eso le molestaba, porque diga lo que diga, Itadori Yuji es el mejor amigo de Fushiguro Megumi (a menos que este cambie eso) y eso no estaba en discusión.
Al final se decidió por asomarse un poco. Logró ver a un Yuji pidiendo piedad mientras fingía indignación y le daba pequeños golpes a Toudo quien lo humillaba en una partida de Mario Kart. Yuji parecía un niño pequeño y dulce ante los ojos de Megumi, quien lo veía del otro lado de la puerta, sonriendo inconscientemente.
« Adorable... muy lindo. Estúpidamente bonito. Diablos, Megumi, estás loco.
Pensó para si mismo y por alguna razón, recordó las palabras de Nobara.
« – Eres más especial para él de lo que crees, tienes oportunidad. –
Un rayito de esperanza llegó a su corazón.
Segundos después, sintió una mano sobre su hombro, llamando su atención. Se trataba de Choso, el autoproclamado (aunque Yuji ya lo ama como a uno) hermano mayor de Yuji.
– Disculpa Fushiguro, ¿sabes donde está Yuji? – le preguntó el mayor.
– Está dentro de su habitación jugando video juegos con Toudo. – se limitó a responder. Aunque no lo admitiera en voz alta, le daba un poco de miedo Choso, le intimidaba.