CAPÍTULO 17

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ELENA

―Que va a tener un bebé ― me informó Yulia.

― ¿En dónde carajo metió la panza? ― respondí y dirigí mis ojos a Lyudmila que ahora había cambiado de color.

―Una faja ― fue lo único que pudo jadear mientras se doblaba de dolor.

― ¿Sabías algo Yulia?

―No, señorita ― me respondió mirándome a los ojos, para tratar de apaciguar mi enojo.

―Por eso tu padre te echó a la calle, estas preñada del infeliz que te vio la cara de estúpida y te dejó sola con toda la responsabilidad.

― ¡Por favor, señorita! ― me pidió Yulia tratando de ayudar a Lyudmila para que se dirigiera a su habitación.

― ¿A dónde la llevas?

―A sus aposentos para ir a buscar una partera.

―No la vas a llevar a ningún lado, se va a la calle por mentirosa.

―No puedes hacer eso.

―Claro que puedo.

Yulia se acercó a mí y me miró con esos ojos suyos de la manera en que sabía que no le podía negar nada, pero esta vez no estaba dispuesta a ceder, el engaño era el engaño y ya había pasado por muchos.

―Eso sería inhumano, Elena.

―Las mentirosas como ella no merecen compasión.

― ¡Por favor, Elena!

―Haz lo que quieras ― le dije y abandoné el comedor.

No podía creer que Lyudmila nos hubiera ocultado el que estaba esperando un hijo y que fuera capaz de fajarse el vientre para ocultar la vergüenza por la que su padre la corrió. Lyudmila se iría de la casa apenas diera a luz a ese niño. Ya no la quería aquí y ya no la necesitaba, Yulia ahora sabía conducir y era nuestro momento de vivir en esta casa solas y a nuestra manera.

Cuando me encontraba dando vueltas en la biblioteca enojada por lo que estaba pasando, Yulia entró corriendo a la habitación pasado algunos minutos

―Voy a salir a buscar una partera.

―Yo no la voy a pagar ― le advertí.

―Está bien, Elena.

―Es que no es mi responsabilidad ― dije mirándola a los ojos para que me entendiera, pero sabía que a ella eso no le importaría.

―Lo sé y tampoco la mía. Pero somos mujeres y me da pena no ayudarla, la pobre está sufriendo mucho.

―Pero bien que disfrutaba cuando lo estaba haciendo la muy zorra.

―No lo hizo por zorra, sino porqué se enamoró y al igual que tú la engañaron, entonces ¿tu también eres una zorra?

― ¡No me compares!

―No las comparo, pero lo que le sucedió a Lyudmila fue lo mismo que a ti, creyó en lo que él le dijo.

―Fue estúpida.

―Y tú también.

― ¡Basta, Yulia! No quiero enojarme contigo por alguien que no es nada nuestro.

―Entonces ayúdame, no lo hagas por ella, sino por mí.

Odiaba cuando decía eso, porque ella a diferencia de las demás, no me pedía dinero, ni joyas, ni estaba interesada en mis negocios o cuanto ingresaba cada mes. Para Yulia eso no era importante, lo que a ella le interesaba es que yo durmiera con ella, la abrazara por las noches y que cuando hacíamos el amor le dijera te amo al oído, aquella palabra que una vez dije de mentira, pero, que ahora cada que la decía era la mera y pura verdad.

Fidelidad y Sentiemiento (Adaptacion t.A.Tu. +18 suave)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora