Julián
Dios. Ya está haciéndolo otra vez. Esa cosa tan fascinante que hace.
Ya lo había visto tocar así la guitarra, pero antes de saber que no se escuchaba a sí mismo. Pensaba que a lo mejor colocaba de esa manera la guitarra para rasguear las cuerdas desde un ángulo distinto, pero ahora sé que lo hace para poder sentir mejor la música. No sé por qué, pero conocer ese detalle hace que me guste aún más observarlo mientras toca.
Debería estar trabajando en la letra, pero lo contemplo mientras toca la canción entera sin abrir los ojos ni una sola vez. Cuando termina, bajo rápidamente la vista hacia el cuaderno, porque sé que está a punto de abrir los ojos y mirarme. Finjo que estoy escribiendo y él gira la guitarra para colocarla en la posición normal. Después se apoya en mi cómoda y empieza a tocar la misma canción otra vez.
Me concentro en la letra y pienso en lo que me dijo antes. Tiene razón. Me concentré en trasladar mis sentimientos al papel. Cierro los ojos y trato de imaginarme a Enzo cantando la canción.
Trato de imaginarme cómo sería hablar con sinceridad de lo que siento por él y me inspiro en eso para avanzar en la letra. Abro los ojos y tacho la primera frase de la canción. Después empiezo a reescribir la primera estrofa.
Mirándolo desde aquí?
Me parece muy lejano todavía,
pero me acerco un poco cada día
y pienso que tiene que ser para mí.
Creo que el verdadero motivo de que esta noche no sea capaz de escribir es que cada línea que traslado al papel habla de Enzo... y sé que él se va a dar cuenta. Sacó la letra de la basura y la leyó, o sea que seguramente ya se hizo una idea. Igual... ahí está, esperando a que termine la canción. Me centro en la segunda estrofa y trato de no perder de vista su consejo.
Correría por él? vos si pudiera ponerme en pie,
Pero no puedo pedírselo
pero en lo que quiero no tengo fe,
porque lo que quiero sos vos.
Sigo repasando la letra que ya escribí, tachando algunas líneas y cambiando otras mientras Enzo toca la canción varias veces.
Si pudiera ser suyo, esperaría? Y si no puedo ser tuyo ahora,
esperaré acá, contando las horas,
a que vengas y me lleves más lejos todavía.
Tal vez mañana.
Tal vez mañana.
La página es un desastre y ya no se entiende nada, así que la dejo a un lado y agarro el cuaderno para volver a escribir toda la letra. Enzo deja de tocar unos minutos mientras la paso a limpio. Cuando levanto la vista hacia él, me señala la página para darme a entender que quiere leer lo que escribí. Asiento.
Se acerca a la cama y se acomoda a mi lado, inclinándose un poco para leer lo que escribí hasta ahora.
Soy perfectamente consciente de que sabe leer entre líneas y de que no se le escapará que la letra tiene que ver más con él que con Agustín, así que siento una oleada de pánico. Se acerca un poco el cuaderno, aunque todavía sigue sobre mi regazo. Tiene el hombro pegado al mío y la cara tan cerca que seguramente notaría mi aliento en la mejilla... si fuera capaz de respirar. Me obligo a dirigir la mirada al mismo lugar que la suya: hacia la letra escrita en la página que tengo sobre el regazo.
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tal vez mañana | julián x enzo
RomanceA los veintidós años, Julián lo tiene todo: el novio perfecto, un futuro brillante y un lindo departamento que comparte con su mejor amigo. Pero todo cambia el día en que Enzo, su misterioso y atractivo vecino músico, le hace saber que su novio lo e...