algo que suene dulcemente (una señal de tu voz)

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Julián

Enzo deja la guitarra por primera vez en más de una hora. No nos hemos mandando ningún mensaje, porque estábamos muy concentrados. Me gusta que se nos dé tan bien trabajar juntos. Él toca la misma canción una y otra vez mientras yo estoy tirado en su cama con un cuaderno adelante. Escribo la letra tal y como me sale, así que en la mayoría de las ocasiones termino arrugando el papel, tirándolo a la otra punta de la habitación y empezando de cero otra vez. Pero esta noche pude terminar casi toda la letra de una canción y él solamente me ha tachado dos líneas que no le gustaban. Yo diría que hemos progresado, ¿no?

Hay algo que me encanta en estos ratos que pasamos escribiendo canciones. Cuando componemos juntos, las preocupaciones y los pensamientos sobre todo lo que no funciona en mi vida desaparecen sin más. Es genial.

Enzo: ahora vamos a hacer toda la canción

sentate así te veo cantarla

quiero asegurarme de que esté bien antes de mandarla

Enzo empieza a tocar la canción y yo arranco a cantar. Me observa con mucha atención, y la verdad es que la sensación de que su mirada esté analizando cada uno de mis movimientos me pone un poco nervioso. A lo mejor es porque no puede expresarse hablando, pero el resto de su persona parece compensar ese detalle.

Aunque resulte muy fácil leerlo, lo cierto es que eso sólo pasa cuando él quiere. La mayor parte de las veces consigue ocultar sus expresiones y me resulta muy difícil saber qué está pensando. Es el rey del terreno no verbal. Estoy segurísimo de que, con esas miradas que es capaz de lanzar, no le haría falta hablar ni aunque pudiera hacerlo.

Me siento incómodo mirándolo mientras me observa cantar, así que cierro los ojos y trato de recordar la letra a medida que él va tocando la canción. Me resulta extraño cantar si él está a pocos centímetros de mí. Cuando escribí la letra, él estaba tocando, es verdad, pero en su balcón, a unos doscientos metros de donde estaba yo. Y por mucho que me esfuerce en fingir que en aquel momento estaba escribiendo sobre Agustín, la verdad es que a quien me imaginaba cantando la letra era a Enzo.

3

ALGO MÁS

¿Por qué no querés

que nos vayamos de acá?

Podemos vivir como vos querías, un día acá y otro allá.

Seré tu hogar,

construiremos el nuestro los dos, porque si estamos juntos es muy difícil que nos sintamos solos.

Tendremos todo lo que siempre hemos querido,

incluso algo más,

algo más.

Enzo deja de tocar la guitarra, así que, naturalmente, yo paro de cantar. Abro los ojos y descubro que me está mirando con una de sus inexpresivas expresiones.

Retiro lo dicho. Esa expresión no es en absoluto inexpresiva. Está pensando. Sé, por la forma en que entrecierra los ojos, que se le acaba de ocurrir una idea.

Aparta un momento la mirada para agarrar su teléfono.

Enzo: te molesta si intento algo?

Yo: solamente si me prometes que nunca vas a volver a proponer algo preguntándome si me importa que intentes algo

Enzo: eso no tiene sentido

tal vez mañana | julián x enzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora