nada que ver tengo en este lugar

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Julián

Lo sigo con la mirada cuando sale y cierra la puerta. Me llevo la mano al pecho, incapaz de leer lo que escribió.

Vi la mirada de sus ojos.

Vi el corazón destrozado, los remordimientos, el miedo..., el amor.

Sigo con la mano apretada contra el pecho, sin leer lo que escribió. Me niego a aceptar que las palabras de la palma de mi mano, sean las que sean, arrasen la poca esperanza que me queda para nuestro "tal vez mañana".

Me estremezco y abro los ojos de golpe.

No sé qué es lo que me despertó, pero estaba en mitad de un profundo sueño. Está oscuro. Me siento en la cama y me llevo la mano a la frente con un gesto de dolor. Ya no tengo náuseas, pero nunca en mi vida había sentido tanta sed. Necesito agua.

Me pongo en pie y estiro los brazos por encima de la cabeza. Luego consulto la hora en el despertador: las 2.45.

Menos mal. Necesitaría otros tres días de sueño para recuperarme de esta resaca.

Me dirijo hacia el baño de Enzo cuando me invade una sensación desconocida. Me detengo antes de abrir la puerta. No sé por qué me detengo, pero de repente me siento fuera de lugar.

Me parece extraño dirigirme ahora hacia ese baño. No me siento como si me estuviera encaminando a mi propio baño. No tengo la más mínima sensación de que me pertenezca, pero sí la tenía con el baño de mi último departamento. Aquel baño era mi baño. Como si en parte fuera de mi propiedad. El departamento era como mi departamento. Y los muebles que había en él eran como mis muebles.

Pero acá es como si nada fuera mío. Aparte de las pocas pertenencias metidas en las dos valijas que traje la primera noche, acá no hay nada que sienta ni remotamente como mío.

¿El armario? Prestado.

¿La cama? Prestada.

¿La televisión de los jueves por la noche? Prestada.

La cocina, el living, toda mi habitación... Todas esas cosas son de otras personas. Me siento como si estuviera viviendo una vida prestada hasta que pueda encontrar una mejor y propia. Desde el día en que me instalé acá, me sentí como si todo fuera prestado.

Si hasta busqué un novio prestado.

Enzo no es mío. Nunca lo va a ser. Y por mucho que me duela aceptarlo, estoy harto de esta batalla interminable contra mi corazón. Ya no puedo más. No me merezco torturarme de esta manera.

De hecho, creo que lo que necesito es irme de acá.

De verdad.

Mudarme a otro lugar va a ser lo único que me ayude a curarme, porque ya no puedo seguir cerca de Enzo. No, porque su presencia me destroza.

¿Escuchaste, corazón? Estamos en paz.

...

No es para nada fácil.

Huir de eso que te atormenta, escapar de los sentimientos que florecen en tu pecho, correr lejos de la persona que llegó para desacomodar tu vida y acomodarla a tu antojo.

Es por eso que Tomás me encuentra sollozando en el sillón, después de quedarme minutos que parecieron horas mirando lo que estaba escrito en mi mano.

Necesito que te vayas, escribió.

Quiere que salga de su vida.

Y no debería sorprenderme, después de todo era una cuestión de tiempo, y los dos lo sabíamos muy bien. Pero igualmente eso no evita que sienta como si todo el aire se me escapa de los pulmones.

tal vez mañana | julián x enzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora