Preguntas.

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—¡¡Mami!!—

Un recuerdo triste...

—¡¡Hermano!!—

¿Una pesadilla?...

—¿Están... Muertos?—

No, es la vida...

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2 años habían pasado desde el día en que la familia Kenmara se rompía, no por problemas personales, sino por un ser que desde tiempo atrás Yusuoka supo la existencia... Al volver a la costa, y correr a su hogar, recogieron todo y se fueron a vivir varios kilómetros de distancia, unos 40 aproximadamente, en un intento angustiado de Yusuoka por no perder lo único que le quedaba, su hijo Sikio, a quien amaba más que a nada en el mundo...

—Padre, ¿Estas seguro de que no estas triste?— Le pregunto preocupado Sikio, mientras este observaba la ventana con la mirada perdida.

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Poco después de irse de Osaka, la ciudad fue inundada con un gas blanco que salía del suelo, acompañado de terremotos, y lo que parecía ser una cola de ballena salir del suelo arrastrandose, mientras el monstruo estaba bajo la tierra... Hubieron miles de bajas, la mayoría murió aplastada por escombros, o envenenada por el gas, que poseía efectos similares a los que sufrían los sobrevivientes de las bombas a Japón en la segunda guerra mundial...

El mundo fue testigo de como, un monstruo oculto en el suelo, destruía una ciudad en cuestión de minutos con solo su paso y presencia, las sospechas que alguna vez pertenecieron a Mutaro, un solitario pescador, ahora permanecían por meses en las oficinas del gobierno Japonés. Yusuoka se había dedicado a la escritura durante su tiempo en casa, no tenía el valor suficiente para dejar a su pequeño de solo 7 años solo. Con cuidado lo educaba, jugaba con el, y le daba fuerzas para seguir, aunque a veces, sentía que ni el mismo era capaz de hacerlo.

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De vuelta en casa, ambos caminaron abrigados al interior, abriendo la puerta de madera con guantes de frío. Y sentándose en el sofá con un café suave en manos de Yusuoka, tomando cada sorbo con una sensación helada pero también ardiente, al lado suyo estaba Sikio, con un chocolate caliente, contándole sobre una historia que vieron hoy en la escuela, sobre un hombre que descifraba un misterio de un robo. La fascinación de su hijo cuando hablaba sobre el tema, le hacía soltar una sonrisa.

—Padre, hablando de historias, ¿Eue has escrito?— Recogió su taza de chocolate y la llevo a la cocina.

—Pues, no mucho, tengo un ligero bloqueo creativo, pero estoy a mitad de una poesía de terror, no creo que te agrade— Sacudió el pelo de Sikio.

—Por favor, ¡cuéntame!—

—De acuerdo pero no te sientas mal— Intento evadir contarle.

—Ay esta bien, no me cuentes... Hace cuanto conociste a mamá?—

—Eh, p-pues, hace bastante tiempo, unos, ¿Que? ¿12? ¿13? Creo que 14 años, nos conocimos en un viaje en barco, y desde ese entonces, tras unos 2 años de estar juntos, decidimos, dar un paso adelante, y nació Caton... Bueno, luego fuiste tu y, ya sabes lo que sigue...— Dijo con un tono de voz apagado y con miedo...

—Oh, no, no quise, que hablaras de, eso...— Observando el suelo nervioso —Perdón, pregunte demasiado...

—No te preocupes, se que solo quieres saber sobre tu madre. Oye, ¿Que opinas de hacer tu cumpleaños, ya sabes, un cumpleaños?—

A menudo, las fiestas de Sikio eran casi inexistentes, no por falta de recursos, ni por decisión de Yusuoka. Desde la muerte de Kichira y Caton, el pequeño quizo alejarse un poco del ambiente saturado y festivo de los cumpleaños, sobretodo sabiendo que el era el que era festejado.

—Ehh, padre, ¿Porque de pronto me preguntas esto?— Volteo a la pared con vergüenza.

—Hey, no tienes porque apenarte, es tu cumpleaños, y no hay nada de malo en celebrarlo— Dijo a la vez que recogía su taza de la mesa estampada.

—S-si Pero. No se. Hace mucho tiempo siento que no es lo mismo sin, pues...— Se sujeto el brazo lagrimeando un poco.

—Oh, oye, calma, ya paso y, tu madre desearía que te animaras un poco, ¿no crees? Una simple fiesta no la haría sentir mal, y menos a Caton, el te deseó lo mejor siempre. Si, era un poco bromista y se burlaba de ti a veces pero, quería protegerte— Lo animaba Yusuoka.

—Sabes, solo siento que no soy el mismo de antes, y no me siento, ni merezco, una celebración como esta...— Bajo la vista, sintiendose culpable por algo que no comprendía.

Su padre se le acerco y le puso la mano en la mejilla, limpiandole una lágrima.

—No, no eres ese chico que solia pasar el día corriendo por la calle, escapandose de su madre, cambiaste, para bien, y no te estoy forzando a hacer esa fiesta si no quieres— Le dio un corto abrazo.

—Gracias, padre... Que pasa, ¿Si algún día cambio para mal?— Dijo aun un poco triste.

—Pues, yo no tendría mas opción que enviarte a una cárcel de máxima seguridad, en donde te alimentan cada 3 días— Bromeo Yusuoka.

—¿¡Que!?— Los ojos de Sikio se envolvieron en lágrimas de nuevo, era un chico maduro para su edad, pero aun tenía tendencia a no diferenciar el humor de la seriedad.

—Haha, estoy bromeando pequeño, jamás te podría hacer eso— Le dio unas palmadas en la espalda.

—Ah ya, perdón por la confusión— Rio levemente, soltando un bostezo.

—Bueno, parece que necesitas descansar, mañana será un largo día, pero muy agradable, creeme— Le revolvió el pelo a Sikio.

—Tienes razón, hasta mañana, te amo padre— Se levanto de su silla y fue a su habitación, acostandose cansado y con una pequeña gripa.

—De acuerdo...— Espero hasta que su hijo se marchó del salón de estar, y comenzó a escuchar una vieja canción —Este día fue, duro... Ya creció y, ni llegar a la adolescencia parece querer alejarse.. Ojalá estuvieras aquí para verlo...— Reflexionando se encontraba sentado en una silla, hablando para su esposa.

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Unos días después de la muerte de su mamá y hermano, y el ataque de lo que fuera que sea eso, las telecomunicaciones se pusieron en estado de alarma, pero tras que el gobierno diera un comunicado, anunciando que la bestia a la que todos llamaban bestia, solo había sido una erupción temprana, con un trozo de roca blanda que estaba en camino a un volcan marino, asi también anunció que los gases fatales solo era vapor mezclado con ácidos de magma...

Si así lo dice el gobierno, ¿Debe ser cierto?

GODZILLA kaku-ju (GODZILLA bestia nuclear)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora