Con temor por lo que acababa de encontrar, donde un viejo amigo le confesaba sus teorías sobre aquello que fuera había causado tsunamis, terremotos y muertes, no era nada de este mundo, Yusuoka, entre sus dudas y amplias intrigas, cerró de un portazo la entrada de su hogar y se quedo reflexionando, ¿Eran las palabras de su amigo ciertas? ¿O solo era un viejo loco que perdió la cordura hace ya tiempo? Dado sea el caso, guardo la carta en un gabinete de su escritorio.
Yusuoka era un hombre de familia que adoraba pasar tiempo con sus hijos y esposa, pocas eran las veces en que este no mostraba su cariño, a la mañana siguiente, Caton, su hijo de 9 años lo despertó con una sonrisa en el rostro, en tan solo unas horas sería paseo en yate que tenían preparado hace meses, Yusuoka estaba contento, pero a su vez, con un ligero miedo, de que las palabras de Mutaro fueran ciertas. Antes de ir junto a su familia a aquella expedición, este recorrió las plazas de Osaka, buscando a alguien en especial, tras alejarse un poco de el centro de la ciudad, llegó a una torre de radio en una colina, tocando la puerta con firmeza, espero un rato hasta que, una voz le respondió.
<<¿Hola? Puedo saber primero que nada, ¿Quien es usted?>>
—Yusuoka Kenmara, me imagino que no ha oído hablar de mi, pero necesito su ayuda, tengo, como decirle... Tengo pistas, que indican un, desastre— Hablo al micrófono que estaba pegado a la pared, sudando por la temperatura del lugar.
<<¿Un desastre? ¿A que se refiere?>>
—Es por decirlo sin que me llame loco... Un amigo que, es pescador, fue testigo de una criatura, que no, no es, no es normal en su tipo—
<<¿Su tipo? Señor, Yusuoka, hay más de un millón de tipos de criaturas en el mundo>>
—No todas caminan, nadan, causan temblores con sus pasos, ni gritan como ballena—Se apresuró a contestar.
<<¿De que esta hablando?>>
—Pues, el vio a la criatura, la describe como una ballena con cuerpo de demonio, y un fúnebre color negro en su piel... O al menos así lo describieron los que cayeron en el agua junto al monstruo...—
Espero la respuesta del profesional, pero solo escucho como el aparato era desconectado, dejando a Yusuoka sin poder decir nada a nadie más... Volvió a casa siendo recibido por su hijo de 5 años, Sikio, quien lo sorprendió con un sombrero de playa perfecto para el viaje que harían en un rato, era un pequeño detalle, pero que logró dibujar una sonrisa en el rostro de Yusuoka.
—¿De donde lo conseguiste?—
—Mami y yo fuimos a comprar cosas para hoy—
—¿En serio? ¿Y porque no me llevaron?—
—No estabas, papi trabaja mucho—
—Ha, pues a veces si, pero hoy nos divertiremos mucho ¿No?
¿No?
Esa había sido la palabra, que resonó en la cabeza de Yusuoka durante todo el viaje. Con su elegante pero fresca camisa de verano, se notaba ya la sensación cálida del sol en la arena remojada en el mar frío. Al llegar a la playa y observar los grandes barcos, y buscar aquel donde ellos pasarían toda la tarde, Caton y Sikio, jugaban entre las olas, bajo la supervision de Kichira, la madre de ambos, que los mantenía seguros mientras Yusuoka buscaba el yate con los boletos en la mano.
—¡Eh! ¡Cariño, es aquí! ¡Niños!— Gritaba emocionado, al fin una pequeña liberación de la vida marítima dura y...
Lo había olvidado... La razón por la que no estaba de humor en la mañana, tenía ese miedo... Y ese miedo ahora estaba pasando.
—¡Papa, es increíble!— Lo llamo Caton, impresionado por el yate al que iban a pasar.
—Uh...— Fue lo único que pudo decir el pescador ahogando sus pensamientos en un mar de terror... ¿Mar de terror?...
—Papi, ¿Estas bien?— Jalo de su pierna Sikio, viendo como su padre se paralizaba.
—Uh... ¿Q-que? Ah si, estoy bien, gracias... Quieres que te lleve en los hombros?— Intentando animar a su pequeño.
Habían pasado 3 horas desde que se subieron al barco y, todo iba de maravilla, comieron carne con fideos, se tomaron fotos en familia, tomaron batidos, se contaron chistes. Era un día ideal, incluso Kichira quien solia mantenerse un poco mas silenciosa durante las charlas, contó sus mejores historias y bromas. Lejos de aquel pensamiento de muerte, de un demonio ballena que acechaba en los mares, Yusuoka estaba pasando el mejor día de su vida.
—Papa, sabes jugar poker?— Le pregunto intrigado Caton.
—Pues, no mucho, soy mas de juegos en los que active más mi cuerpo y no mi mente— Rio avergonzado
—Realmente no es de mente, es pura suerte, vi una entrevista en donde un profesional dice que la mayoría de sus víctorias han sido de casualidad— Interesado le mencionaba a su padre.
—Bueno, ¿Y porque te interesaste tanto en el tema de repente?— Tomando un sorbo de ponche le pregunto.
—No estoy interesado realmente, pero mis amigos si, así que quería saber si me podrías enseñar— Rio un poco, avergonzada igual que su padre hacía momentos.
Continuaron su charla, y poco a poco el día pasaba como estaba previsto por la familia, o mejor dicho, como fue temido por Yusuoka.
Eran las 8 de la noche, Kichira y Caton dormían en la habitación de abajo, y Yusuoka junto a Sikio en la de arriba, dejaron el yate anclado a la superficie marítima para no perderse durante la oleada nocturna, y volver a casa durante el día, pero, el destino, o "el" tenían otros planes...
Un ruido chillante golpeo el navío, y múltiples rocas cayeron en la cubierta del yate, Yusuoka despertó y escucho todo el sonido proveniente del exterior, y un tipo de "cántico" divino, pero también aterrador, sonaba como un ser marino. No era tan importante como el hecho de que la parte baja donde dormían su esposa e hijo, estaban inundadas, con una pared rota y agua entrando salvajemente, debió de ahogarlos hace poco. Con un nudo en la garganta, Yusuoka corrió al cuarto y levanto a Sikio, corriendo por los pasillos para llegar a la parte superior del yate.
Tenía el corazón al borde del colapso, poco después de salir con su hijo de la habitación, que vio a su esposa ahogada flotar levemente en la corriente, abrazándo con fuerza a Sikio, quien lloraba en sus regazos, apenas se despertó.
—¿¡Donde estan mami y hermano!?— Soltando lágrimas tan grandes como para llenar 2 océanos.
—E-Ellos, y-ya n-n...— Yusuoka estaba igual, ni podía terminar su oración por las lágrimas, resguardando a su hijo con aprecio entre sus brazos hasta la mañana...
Volvieron en una balsa de emergencia que usaron como única opción para regresar a casa, o lo que quedaba de ella, pues sin Kichira ni Caton no volvería a ser lo mismo...
Fue el monstruo... ¿No?
Pensó una vez más Yusuoka, con el corazón en la mano.
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GODZILLA kaku-ju (GODZILLA bestia nuclear)
Ciencia FicciónUn pescador veterano llamado Mutaro, descubre una criatura marina descomunal de pesadilla, y tras su inesperada muerte, se vuelve deber de Yusuoka descifrar el secreto de la criatura pero, cuando un monstruo desde el mar emerge, arrasando con todo a...