Quien lo diría, que el sanar, doliera tanto igual o incluso más, que la misma herida.
Quien sabría, que la cura también es dura como la firmeza de una armadura, o el escudo de un buen caballero que en su lucha, por muchos espadazos que recibe, aún perdura.
Quien supondría, que para reincorporarse, primero hay que desarmarse, para hallar el origen que derrumbase toda la muralla que uno hace cada mañana al despertar en un nuevo día.
Nadie. O solo los heridos, que aún están en la batalla contra el mundo, resistiendo a las adversidades porque tienen la fortaleza de querer seguir peleando en la guerra de las verdades. Ellos de seguro sabrán, que para decir, saber, y suponer, primero hay que comprender la vida.//Frustraciondegomita//