00:01. The Lord of the Kingdom

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¿Han escuchado eso de la puntualidad británica? Pues decididamente los genes de mi padre no llegaron de la parte más puntual y para colmo de males llueve a cántaros. Le hago otra mueca a la parada del autobús.

Es un frío lunes en la mañana pero se puede decir que llevo noches enteras esperando este bendito día.

Sí, sé que el drama es parte indispensable de mi forma de ser, pero aun no me creo que me hayan aceptado en Anderson&Bright. Creo que sigo suspendida en ese instante en que Sab apareció frente a mí en cámara lenta para decirme que había entrado en el plan de becarios finalmente.

Luego estuvo el trago amargo de soportar las miradas enfurruñadas de Melanie y su séquito de títeres con exceso de maquillaje. Aunque pensándolo bien, quizás si me dejé sugestionar por sus comentarios sobre la importancia de las primeras impresiones o la cantaleta interminable de Sabrina de que parecería indigente frente a la membresía de la empresa.

Cómo sea, aun tomaba nota mental de que usar una falda corte tubo y medias de rejilla negra no era la mejor opción en un día lluvioso dependiendo del transporte público. Al menos tuve el sentido común de salir con los sneakers en lugar de los incómodos Jimmy Choo que había dejado Alice en mi armario la última vez que estuvo en Londres.

Sí, otro hecho que debía resaltar en estos momentos era enorgullecerme de ser la hija de Claire Lorrain, más conocida como la dama del Sena y ya vais notando las obvias razones por las cuales me siento un payaso disfrazado cuando en la vida he tenido interés en la moda.

Siendo mi madre modelo y luego diseñadora en el rubro, era de esperarse que su hija mayor se interesara por las mismas artes, pero he aquí el segundo inconveniente: el divorcio de mis padres cuando solo tenía cuatro años.

Para mí fue más interesante saber de los casos que ganaba papá en la corte que de la última línea de ropa veraniega en la semana de la moda en París y quizás eso fue lo que definió a largo plazo mi relación con mi madre. Por eso Alice era su favorita y yo... bueno solo era yo.

Sé que sueno resentida, pero no me malinterpreten. Me llevo bien con mi hermana menor. Alice sabe que en estos momentos le debo la libertad que gozo, tanto que si no fuera por su costumbre de cargar con medio armario cada vez que viaja y dejarme la ropa regada en el mío, no hubiera podido disfrazarme para sobrevivir a la bienvenida en la empresa.

Sigo mirando la pantalla de mi celular mientras los minutos avanzan sin piedad casi compitiendo con las densas gotas de lluvia. El número de personas que luchan por ocupar un transporte público que probablemente nunca aparecerá aumenta a segundos y casi soy desplazada a una esquina del bus stop cuando aparece una pared que no recuerdo estaba detrás de mí.

-Lo siento... ¿Estás bien?

La persona que evidentemente acaba de chocar conmigo termina de cerrar el paraguas para dedicarme una mirada de grisáceos tonos. No sé cuál es mi problema con el deja vu, pero me recuerda a Lucas Crain por unos instantes. Solo que este hombre debe tener mi edad o menos y su cabello es de un imposible rubio trigo.

-Sí, estoy bien, despreciando el diluvio alrededor. Creo que sigo existiendo.

Mi respuesta lo atrapa un poco descolocado, y allá voy otra vez con mi manía de tratar a los extraños como si los conociera de años. Parece que mi expresión facial es un poema cuando decide seguir el mismo punto ciego que miramos todos del otro lado de la calle.

-Disculpa, es que tengo una cita importante y el condenado transporte no llega.

Debería aprender a morderme la lengua de una vez y no soltar sandeces.

-¿Anderson&Bright inc.?

Y llegó el momento de encender todas las alarmas. Acosador detectado. Hago inventario mental de donde guardo el gas pimienta contra borrachos y pervertidos cuando una risa ronca me hace encontrarme con ese rostro salpicado de pequeñas pecas en las mejillas.

•TODO x JUN•BDW#1#PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora