Capitulo 23. Una arpía muy mal intencionada

379 72 13
                                    


Despierto con el crepitar del fuego, veo que estoy cerca de una chimenea en una habitación de piedra. Intento levantarme pero una voz me detiene de inmediato.

--- Niña no es bueno que te muevas aún, has recibido un buen golpe en la cabeza... y se puede saber que hacías sola en medio de la noche ---

--- Lo siento salí a dar un paseo y me perdí...---

Omito la parte en la que fui perseguida por un orangután ya que no sé con quién estoy hablando y si me puedo fiar.

--- Eres nueva por aquí, no te visto nunca antes y tú acento no es de por aquí más bien es parecido al de las gentes del norte ---

--- Llegué ayer en la noche en compañía de mi esposo Lord Owen Campbell ---

--- Fran, ves a avisar a casa de los Campbell que tenemos algo suyo por aquí ---

Paso un rato más tumbada junto al fuego. Después la señora me ayuda a incorporarme y me ofrece un tazón de caldo.

--- Qué hora es señora?---

--- Es cerca del medio día...---

No termina de hablar cuando tocan apresuradamente a la puerta. La señora se acerca hasta ella y la abre. Owen pasa como alma que lleva el demonio.

Puedo ver cómo está enfadado y porta sendas ojeras bajo sus ojos.

Ni siquiera me habla, me levanta y me lleva en brazos fuera de la casa. Me monta al carruaje y dos calles más arriba nos encontramos en la entrada de la casa.

Vaya estaba al lado si hubiese andando un poco más habría llegado, de nada sirve lamentarse.

...

Hace un rato que vino el doctor, aunque ha dicho que estoy bien no me permite levantarme hasta mañana. A Owen no lo he visto desde que me dejó en la habitación, no puedo evitar tener la sensación de sentirme enjaulada. Aquí me siento sola y fuera de lugar.

Entiendo que pueda estar enfadado, debió de sentirse angustiado por mi ausencia pero no fue a propósito y si al menos me dejase explicarme.

Las horas pasan lentamente así hasta que la noche cae, no tengo sueño y estoy tan aburrida que creo que hasta me podría morir de aburrimiento.

No sé a qué hora me duermo pero estoy segura de una cosa, hoy tampoco ha dormido conmigo. Quizás  solo vaya a compartir mi cama cuando quiera tener intimidad. Ana me dijo que la mayoría de los matrimonios nobles duermen en habitaciones separadas. Igual Isabel y mi tío son la excepción.

Me levanto y me aseo, me cepillo el pelo y bajo hasta el comedor. Mientras bajo las escaleras escucho una conversación. Una conversación que entiendo eso me hace sonreír como una boba.

Son dos mujeres una de ellas se queja porque la chica de servicio no la peinado correctamente y la otra dice que es difícil encontrar servidumbre competente.

Me acerco hasta el comedor y doy los buenos días, las dos chicas no le contestan solo me miran de arriba abajo. Sus vestidos son muy elegantes y sus peinados recargados me recuerdan a las señoritas de Londres.

Yo en cambio llevo un vestido cómodo y mi pelo suelto.

Me siento en mi sitio y espero a que la señora que no entiendo me sirva el desayuno. Me quedo perpleja cuando les pregunta si desean tomar café o té en perfecto inglés. En cambio a mí se dirige otra vez en el dialecto que no entiendo.

Creo que no le gustó, desconozco la razón pero cada vez lo tengo más claro.

Paso el desayuno en silencio, ninguna de ellas me dirige la palabra. En cambio he podido escuchar como la morena le ha dicho a la rubia que no entiende como Owen permite que el servicio coma en la misma mesa que ellas.

Eso me ha hecho gracia, pero he decidido hacer como que no las he escuchado.

Quiero saber dónde está Owen pero aquí nadie me responde o me indica nada. Por lo que subo hasta el dormitorio y dejo una nota sobre la cama.

Cojo mi chal y algo de dinero. Necesito agradecer las atenciones de los señores que me ayudaron la pasada noche.

Bajo las escaleras y veo a la señora "mala" si, así decido que es como voy a llamarla a partir de hoy. Ella me sonríe con malicia y sale corriendo en dirección contraria.

Salgo a la calle y dibujo dónde está la casa y hacia donde tengo que ir. Seguro que con esto no me perderé.

Bajo hasta la panadería compro varias cosas y se las llevo a mis salvadores. Ellos quedan muy agradecidos, cuando salgo de la casa.

Saco el papel doblado de uno de mis bolsillos, lo miro y me encamino hacia la casa, antes de llegar son interceptada por Owen.

Este me coge fuertemente del brazo y me lleva hasta la casa. Intento hablar en varias ocasiones pero el no me lo permite.

Me lleva hasta la habitación y cierra la puerta de un golpe.

--- Nunca pensé que bajo ese aspecto de inocencia pudiese encontrase una arpía como tú!--- grita enfadado

--- De qué estás hablando!---

--- Ahora te haces la mosquita muerta, veo que tienen razón ---

--- No se a que te refieres pero no te permito que me hables así, recuerda que soy una MacDonal ---

--- No ya no lo eres, ahora eres una Campbell y mucho que me pesa mi decisión ---

--- Ya basta, no se que mosca te ha picado pero ya estoy cansada. Te recuerdo que tú eras el que quería este matrimonio, vine aquí contigo dejando a toda la gente a la que amo muy lejos de aquí, no consigo verte en todo el día, aquí nadie me dirige la palabra, me hablan en un dialecto que desconozco cuando he descubierto que hablan sobradamente inglés y sin contar que se refieren a mi como la chica del servicio. Quieres que siga... Porque todavía puedo hacerlo---

--- Nana tiene razón eres una mentirosa y les debes una disculpa a mi prima y a su amiga ---

--- Yo! Creo que estás ciego y solo ves que los demás te quieren mostrar. No me voy a disculpar por algo que no he hecho. Sabes que, lo mejor es que vuelva a casa y te deje hacer lo que sea que estés haciendo aquí --- respondo enfadada, bueno más dolida que enfadada.

Coge mis manos fuertemente, pudo ver la furia recorriendo todo su ser.

--- Una vez me dijiste que nunca me levantarías la mano, ni me harías daño y ahora lo estás haciendo ---

Mis palabras parecen despertarlo de esa rabia que lo está consumiendo, me suelta y se aleja unos pasos. Comienzo a recoger todas mis cosas y las pongo en mi baúl.

--- Aunque no me vas a creer te lo voy a decir de todos modos. Se que ella es alguien muy importante para ti y por alguna extraña razón que desconozco no le gusto, solo te pido que pienses una cosa por qué la señoritas tienen servicio y yo no... Siento no haberte avisado de mi salida el día anterior pero no fui capaz de encontrarte y hoy te deje una nota en la cama ---

--- Una nota? De que nota estás hablando ---

Me acerco hasta la cama y cojo el trozo de papel que deje encima de su almohada. Se lo doy y me siento en la cama.

Veo como lee el trozo de papel y lo hace una bola entre sus manos, sale de habitación enfadado dando un portazo.



Amarte es mi pecado ( Pausada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora