「 ✦ Sus ojos ✦ 」- WINRINA (aespa)

❥ Que la guerra comience

10 de Septiembre, 7:57 a.m.

A primera hora de la mañana en Seúl, el sol comienza a salir e iluminar las calles de la ciudad, mientras que los pájaros cantan.

Para los alumnos de décimo grado, este es su primer día de escuela. Todos se levantan temprano para poder ver a sus amigos después de las vacaciones y abrazarse, y contar anécdotas, básicamente lo que hacen los adolescentes normales. Sin embargo, hay dos alumnas particulares, quienes traen caos a donde quiera que vayan, y el primer día de clases no es la excepción.

– ¡Corre, corre, corre, que llegamos tarde! – gritaba una chica de pelo azabache y largo, con rasgos japoneses, mientras jadea del esfuerzo, cargando con su mochila llena de chapas y llaveros de anime. LLevaba puesto el uniforme de la escuela arrugado y unos guantes negros que dejaban al descubierto sus dedos. Para combinar, llevaba calcetines negros con forma de gato y alrededor del cuello llevaba sus cascos.

– ¡Si es que te lo dije, no era buena idea quedarnos hasta tarde con la nintendo! – Otra chica, un poco más alta y de pelo castaño, desordenado y recogido, con rasgos chinos corre a la par que ella. Llevaba puesto el uniforme de la escuela también, con una sudadera naranja encima y pulseras hechas a mano alrededor de sus muñecas. – ¡Illo´ es que como nos cierren la puerta en toa ́ la cara te mato atonta´! – volvió a gritar, esta vez con un acento andaluz.

Las adolescentes siguieron corriendo hasta que por fin llegaron a la puerta de la institución a las 7:59. Corrieron como locas por las escaleras, sin antes saludar al portero. Para su mala suerte, la puerta estaba cerrada cuando llegaron.

– ¡Alá, primer día y ya la hemos cagao´! – Exclamó la castaña furiosa. Antes de que pudiera seguir quejándose, se dio cuenta de la presencia de otra persona, una chica de pelo corto y castaño parada al lado de la puerta, como si también estuviera esperando a que le abrieran. Su uniforme estaba completamente limpio y llevaba un lindo collar de perlas.

Antes de que la del pelo desordenado pudiese articular una palabra, su amiga ya se había adelantado.

– ¡Hola! ¿Cómo te llamas? Yo soy Ae-

De repente la puerta del aula se abrió y salió una cuarentona con cara de amargada. – Míralas, siempre llegando tarde, a mí que me lo expliquen – dijo con voz rasposa – Anda, pasad. Tu quédate aquí, ahora te llamo. – añadió, dirigiéndose a la chica de pelo corto, quien asintió con la cabeza levemente.

Las dos alumnas pasaron con mala gana y se sentaron en la única mesa que quedaba, con cuatro sitios. La profesora se sentó encima de una mesa y comenzó a hablar.

– Ahora que ya estáis todos – miró de reojo a las tardonas – Os tengo que anunciar que este año hay una nueva chica en el curso. Sull, abrele la puerta a la compañera.

La alumna obedeció y se levantó para abrirla.

Aquella chica de la puerta se dio cuenta y entendió que había llegado el peor momento: presentarse. Tras entrar, le echó un vistazo a sus nuevos compañeros y pudo detectar a las dos chavalas de antes.

– Adelante, preséntate, que no tengo todo el día – Dijo la profesora con impaciencia.

Se mentalizó y se colocó como lo había preparado: espalda recta, mirando hacia delante y manteniendo contacto visual con todos.

Podía sentir sus manos y piernas temblar, le sudaba todo el cuerpo y por la espalda sentía escalofríos. – Buenos días, m-me llam-mo Kim Min-jeong – Un comienzo es un comienzo, ahora un poco sobre ella y ya – Tengo 16 años y… me gustan las estrellas.

– Muy bien, toma un asiento.

Min-jeong asintió y en frente suya vio dos opciones, sentarse con un grupo de dos chicas y dos chicos que les hacían señas para que se sentase con ellas, o sentarse con las dos chavalas solitarias. Su cerebro le decía que el grupo, pero ella siempre se guiaba por el corazón.