「 ✦ Sus ojos ✦ 」- WINRINA (aespa)

❥ La Reina Duri

– ¿Tienes problemas en casa? – preguntó Min-jeong en medio del silencio mirando a Yoo Ji-min fijamente. Tras haberla encontrado vomitando la llevó a su habitación y la dejó sentada en el borde de la cama.

– A tí te lo voy a decir, claro, sigue soñando. – Yoo Ji-min odiaba que la vieran en su estado débil, pues siempre estaba rodeada de un aire orgulloso y egoísta.

– ¿Pretendes que te siga viendo todos los días en la escuela sabiendo que tienes esas cicatrices en los brazos? No te quiero obligar a que me cuentes tus problemas, pero no me quedaré tranquila hasta no saber por qué estás así. – Tras decir eso, Min-jeong salió de la habitación, sin explicaciones.

Yoo Ji-min se quedó cinco minutos allí sola en la penumbra de la habitación, siendo la luna la única luz que entraba por la ventana. Estuvo pensando, ¿debería decirle a Min-jeong el porqué de sus marcas? La verdad era que no sabía, estaba demasiado cansada.

En medio de su reflexión, Min-jeong volvió con lo que parecía ser un suero o infusión.

– Tómate esto, es bueno para el vómito. Es un suero que siempre tenemos guardado por emergencias como esta.

Yoo Ji-min se tomó el suero en silencio, todavía procesando la situación. Terminó rápido de beberlo y dejó el vaso en la mesilla que estaba al lado de la cama.

– ¿Por qué me ayudas? – Preguntó de repente Yoo Ji-min, recibiendo una mirada confusa de Min-jeong.

– ¿Qué quieres? ¿Que te deje tirada en el baño vomitando?

– No, pero me has dado una medicina y te has preocupado, si te caigo mal, ¿por qué reaccionas así?

– Honestamente, eres odiosa e insufrible, pero pienso que podríamos ser buenas amigas si hiciéramos un esfuerzo.

– No te entiendo. – Yoo Ji-min no comprendía su manera de pensar, si le caía mal, ¿por qué quería que fueran amigas?

– Me lo dicen mucho – respondió Min-jeong, con una pequeña sonrisa, mientras se sentaba a su lado.

Se produjo un incómodo silencio entre las dos, lo único que se escuchaba era el sonido de una rama golpeando la ventana desde fuera.

– Gracias. – Aunque a Yoo Ji-min le había costado verbalizar su agradecimiento, acabó transmitiendolo con una simple palabra que en el fondo significaba muchas cosas. – En mi casa no se preocupaban tanto por mí.

– ¿En serio? – Min-jeong no podía imaginar a unos padres que no se preocupen por su hija.

– Mis padres nunca han tenido una buena relación. Mi madre se casó con él por su dinero y a los pocos años de yo nacer se divorciaron, siendo mi madre quien ganó la custodia. Aunque siempre me he parecido mucho a mi madre físicamente, mi manera de ser era clavada a la de mi padre, por lo que mi madre me odiaba al verlo reflejado en mí.

Otra vez silencio, Min-jeong entendió que Yoo Ji-min necesitaba tiempo para expresar sus emociones.

– Debido a eso, mi madre nunca se preocupó demasiado por mí. Mi hermana fue educada para que no me amara y sufrí años sin compañía de nadie. Actualmente Wendy, mi hermana, dice estar arrepentida y quiere intentar comportarse como una verdadera hermana mayor. No la culpo, no es su culpa. – Yoo Ji-min tragó saliva y continuó. – Supongo que esta experiencia hizo que desarrollara una especie de máscara feliz que ocultara lo que ocurre dentro de casa.

Min-jeong no decía nada, simplemente la escuchaba atentamente.

– Supongo que por eso cuando conocí a mis amigos, dependía totalmente de ellos, pues era la primera vez que tenía a alguien a mi lado, pero nadie me avisó de que eran una mala influencia. Aunque mi hermana lo hizo, no le presté atención y ella tampoco podía hacer mucho. Hace unas semanas me avisó sobre ellos otra vez, después de varios años y cometí el mismo error.