「 ✦ Sus ojos ✦ 」- WINRINA (aespa)

❥ Sus ojos

Min-jeong miraba fijamente su teléfono, apoyado en el escritorio de su habitación.

- ¡Vamos, cógelo! Sin miedo - Dijo Aeri impaciente.

- ¿Seguro que no hay otra manera...? - Preguntó Min-jeong insegura.

- ¡No! ¡Vamos, tu puedes! - Animó Kyujin.

Con miedo, obedeció y tomó su móvil, desbloqueandolo. Fue a contactos y presionó su dedo contra el de Yoo Ji-min.

Dudó unos segundos, pero se motivó a si misma y le dió al botón de "llamar".

Esperaron, pero no parecía haber respuesta. Min-jeong suspiró.

- Resulta que no resp-... - Fue interrumpida por una voz proveniente del teléfono.

- ¿Min-jeong?

- ¡Yoo! Hola, ¿qué tal? - Respondió nerviosa.

- Hola, estoy bien, ¿y tú? - Min-jeong murmuró un "bien, gracias". - Eh...¿para qué me has llamado?

- Era para preguntarte si... - Miró rápidamente a sus amigas, quienes la miraban emocionadas. - Si querrías venir conmigo al acuario del centro este finde.

Hubo un pequeño silencio, lleno de tensión.

- ¡Claro! Pero, ¿con el grupo?

- No, no, las dos solas. - Eso último hizo a Yoo Ji-min ruborizarse. - ¿Podrías este sábado, sobre las 8 p.m.?

- Sí, por supuesto, estaré allí, gracias, ¡Adios! - Respondió rápidamente y colgó, dejando a Min-jeong con la palabra en la boca.

Esta se levantó dando saltitos y abrazando a sus amigas, estaba muy feliz.

Por otro lado, Yoo Ji-min fue corriendo hacia Wendy, para contarle la increíble coincidencia de que ambas habían elegido el mismo lugar.

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Era un sábado por la tarde, un día tranquilo sin muchas movidas. Aunque definitivamente no lo era para este par.

Min-jeong llamaba a Aeri para que la ayudara a elegir ropa y Yoo Ji-min daba vueltas en su habitación, mentalizandose.

Habían quedado muchas más veces, sí, pero esta era especial, era el momento decisivo de ser pareja o no.

Ji-min llegó puntual, como siempre. Vestía unos shorts azules vaqueros y una blusa blanca de manga larga. Sus tenis celestes combinaban con los pines de corazones que tenía en su pelo azabache, recogido en dos trenzas.

Min-jeong, como el desastre que era, llegó 5 minutos tarde. Tampoco es tanto, pero ella hubiera preferido llegar antes.

Vestía una camisa rosa que dejaba sus hombros al descubierto y una falda blanca. Sus pies eran cubiertos por unas converse rosa palo y su pelo castaño estaba suelto.

- Perdón, llego un poco tarde. - Dijo Min-jeong, esperando que Yoo Ji-min no estuviese enfadada.

- No te preocupes, no pasa nada. - Respondió con una sonrisa nerviosa. Para la suerte de la contraria, Ji-min estaba demasiado concentrada en lo guapa que iba Min-jeong, sin darle importancia al tiempo.

Esta tampoco se quedaba atrás, nunca había visto a Yoo Ji-min con ese peinado, pero le quedaba genial.

No nos olvidemos de sus ojos, aun siendo completamente negros, se puede diferenciar un brillo profundo que radia felicidad.

Ji-min también admiraba los de Min-jeong, eran pardos y se podía distinguir una gama de tonos marrones muy linda, que si se apreciaba a la luz del sol, dotaba de un color dorado.

Ambas embelesadas y nerviosas, entraron inquietas al acuario.

Yoo Ji-min tenía dinero que su hermana había "tomado prestado" de su madre, y pensaba pagar ella.

- Por cierto, invito yo. - Dijo de repente Min-jeong, sacando su cartera.

- ¿Eh? No, no hace falta, pago yo.

- ¿Qué? ¡No! Yo te he invitado a salir, yo pago. - Si supiera que su idea había sido la misma que la de la contraria...

Yoo Ji-min era cabezota, pero Min-jeong lo era más, así que no lo discutió.

- ¿Quieres que veamos esta zona? La de los peces que brillan. - Sugirió Ji-min, señalando un cartel. A Min-jeong le pareció una gran idea, así que pagó y pasaron a la respectiva sala.

Había asientos para hacer la experiencia más cómoda, así que se sentaron juntas, admirando la vista.

Había muchísimos peces, cada uno tenía un color único que le diferenciaba del resto. Parecían estrellas fugaces que iluminaban el cielo.

Era una actividad relajante y silenciosa, cosa que hacia sentir a Yoo muy cómoda. Tanto, que inconscientemente, apoyó su cabeza en el hombro de Min-jeong, estática por el repentino contacto.

Aunque se quedó un rato quieta, finalmente se calmó y abrazó a Ji-min por la cintura, atrayéndola más hacia ella.

Externamente ambas estaban tranquilas, pero internamente, estaban explotando. Todo ese cariño les hacía sentir mariposas en el estómago.

Estuvieron así un rato, sin decir nada. Solo silencio, pero no era incómodo, más bien, era reconfortante.

De repente, ambas se miraron, admirando las pupilas de la otra, totalmente hipnotizadas.

- Oye Ji-min, ¿te cuento un secreto? - Dijo de repente Min-jeong. La mencionada sonrió.

- Adelante, dime.

- Estoy enamorada de tus ojos.

Lo había dicho, lo había soltado, había sacado esa frase que se había estado guardando durante mucho tiempo.

- ¿Te cuento yo otro? - Respondió pícaramente Yoo. - Yo también lo estoy de los tuyos.

Esas simples palabras bastaron para que Min-jeong tomara con sus manos el rostro de la contraria, juntando sus labios con los de Ji-min.

Esta correspondió al acto, apoyando sus brazos en los hombros de Min-jeong, rodeando su cuello.

Habían esperado tanto tiempo para ese momento tan deseado y por fin lo estaban viviendo.

Duró unos segundos, quizás 10 o 15, no lo sabían, habían perdido la noción del tiempo.

Afortunadamente, nadie las vio, pues la sala era oscura y solo se podían apreciar a simple vista los peces.

Salieron de aquel lugar y optaron por ir a ver la nueva ballena que habían trasladado al acuario, pero ahora iban abrazadas y con una sonrisa incapaz de ser borrada de sus caras.

Estuvieron un rato más allí, disfrutando de las vistas y la compañía de la otra.

Min-jeong no esperaba que la persona que al principio odió, sería la que más amaría.

Y Yoo Ji-min nunca creyó que alguien llegaría a su vida y la cambiara tanto como lo hizo su ahora novia.

Hubo un mal comienzo, pero un buen final.