Capítulo 5.

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Memorias

El ruido de los árboles del patio balanceando sus ramas con el viento siendo el maestro de la pieza. Los chao balbuceaba, la escuela era solitaria cuando en clases estaban.

Las clases eran aburridas, trataba siempre de mantener su atención en la pizarra. Estaba aburrido, bostezando, sus ojos rojos miraban perezosos al profesor de literatura.

Un León grande con pelaje canoso. Explicaba detalladamente el tema.

Cuando sus párpados comenzaron a cerrarse un ligero empujón lo despertó. Mirando a su lado, un erizo rosa le sonrió con amabilidad.

-No te duermas-. Su voz era suave, relajante. Ojos verdes intensos como esmeraldas.

Shadow tontamente asintió, sus mejillas tomo un color carmesí sin romper contacto.

La erizo rosa le dio un gesto cálido, su pecho ardía por el sentimiento encontrado. Para su mente y conciencia era hermosa.

-Tratare-. Murmuró, acostándose nuevamente, ahora su interés era en ella. Cuál solo negó entre risas y continúo aprendiendo.

Finalizó el día, regaños de los superiores fueron su lección. Ella lo espero de todos modos, cabizbaja por creer que no aceptaría su oferta.

-¿Me preguntaba si te gustaría salir a tomar un helado?-. Ella pregunto.

Shadow con una sonrisa enorme, invadió todo su rostro. -Me encantaría-. Respondió, tomando su mano, cálidamente apretó el agarre. Guiándose por el estacionamiento hacía un carro clásico en buen estado.

Apenado, la soltó, caminando al otro extremo para abrir la puerta del copiloto. Trabando su azaña.

Una risa baja salió de sus labios, ella cubrió con su mano para disimular si acción.

El erizo logrando abrir. -Adelante-. Le dijo, entrando, cerro la puerta.

Con la esperanza en alto, dio una expresión de victoria con los brazos al aire. Sin importarle que lo viera, abrió la puerta del conductor listo para irse.

La semana pasaba de maravilla, la práctica de Baseball era en la tarde. Tenía que aguantar los gritos y reclamos de su entrenador. El mayor tenía en la vista al erizo, era bueno, lo único malo que observaba; no le interesaba.

Shadow escuchaba los laridos molestos, mientras de reojo podía ver al mayor lanzar su gorra contra el suelo. Una sonrisa fanfarrona se poso en su hocico.

Acomodando su gorra, busco entre el patio a cierta persona. Notando su presencia en el edificio del fondo. Sentada en mitad de la primera fila, la ventana era su nuevo lugar. Cómo si de leer la mente se tratase, Amy se giro saludando de manera baja.

Con más razón, debía lucirse en esta práctica. Esperaba sobresalir en este momento.

-¡Con un demonio!-. Exclamo el entrenador. -¡Te toca batear!-. Si no fuera ilegal, hubiera golpeado al erizo negro por terco. 

Shadow solo asintió, mandando un guiño tímido. Su corazón latía fuerte, las voces de su alrededor eran bajas. Pero no estaban dentro de su interés, estaba concentrado en solo ser lo mejor para ella.

La relación fue pasando, los días se convirtieron en semanas, meses y ahora años. Los nervios lo comían, miraba con pánico aquella caja roja que mantenía en la palma de su mano derecha. Paso saliva de forma lenta, era una cena para felicitarla por entrar al trabajo de su sueño. Un restaurante de lujo.

Sentado en la mesa reservaba, llegó media hora antes para planear como serán sus palabras. Su pierna rebotaba de arriba/bajo para calmar los nervios. Su mano izquierda paso los dedos entre sus púas para acomodarlas. Tomando una gran bocanada de aire, guardo el objeto en su bolsillo.

THE LAST SHADOW [[SHADOUGE]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora