Capítulo 1 El después de salvar una estrella

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Jay caminó por la cafetería y se encontró con Lonnie, la hija de Mulán

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Jay caminó por la cafetería y se encontró con Lonnie, la hija de Mulán. Ambos compartían una amistad cercana desde hace meses, pero desde el último mes, después de ir juntos a la Isla de los Perdidos para rescatar una estrella mágica, su relación había cambiado y se volvió más íntima. Jay estaba listo para confesar sus sentimientos por ella, así que se acercó a ella con un ramo de flores gigante, que según Evie, ella amaría.

—Hola Lonnie —saludó él, aunque apenas pudiera ver entre las flores.

—Ey Jay ¿cómo...? ¡Wow! ¿Qué traes ahí?

—Um... ¿Flores? Digo, son flores, para ti —entregó el ramo y Lonnie lo recibió confusa.

—Espera ¿en serio son para mí?

—Pues sí, ¿no te gustan?

—Me encantan de verdad, pero ¿de qué se trata esto?

—¿De qué trata? Oh, trata de... Tú sabes, si tú ¿te gustaría salir conmigo?

—¿Uh? Bueno, sí, supongo que sí me gustaría salir contigo. Es reconfortante saber que si has prestado atención a mis indirectas.

—¿Indirectas? ¡¿Has estado coqueteando conmigo?!

—Parece que no —Lonnie se rió —. ¿Por qué crees que te invite a ver la lluvia de estrellas conmigo?

—Pensé que era una reunión de amigos.

—Bien, mi culpa, debí ser más obvia —Lonnie hizo a un lado el ramo de flores y le ofreció a Jay un lugar junto a ella. El moreno no dudó en compartir el tiempo del almuerzo con ella. Conversaron un rato hasta que el timbre de clase les avisó que tenían que volver a estudiar —. Muchas gracias por las flores ¿quieres que nos veamos después? Hay una película que quiero ver.

—Claro, enviame un mensaje para pasar por ti.

—Vaya, todo un caballero —bromeó Lonnie y se fue a su clase. Jay tenía la tarde libre, el entrenamiento de Tourney se había suspendido esa vez, así que decidió acompañar a Mal en el gimnasio de la escuela.

Desde que su relación con Ben se tensó, pasaba la mayor parte del tiempo en un centenar de actividades distintas para distraerse. Jay podía recordar que la primera semana la vio hasta la madrugada haciendo postres en la cocina, incluso Evie confirmaba que también llegó a encontrarla dibujando bajo las sábanas a altas hora de la mañana, y por ahora, su actividad favorita era entrenar boxeo.

—Hola —saludó Jay buscando un par de guantes para unirse a la sesión de golpear el saco.

—Hola —Mal asestó dos golpes al saco antes de detenerse a descansar. Se veía cansada, con ojeras y de notable mal humor.

—¿Cómo has dormido? —le preguntó. Sabía que no lo había hecho en absoluto por que él mismo bajó a la cocina para robar un postre y se la encontró horneando dos pasteles.

La reina de la Isla de los PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora