Mal saltó dentro del barco y tan pronto llegó se fueron de la isla. Continuó jadeando aún cuando habían logrado salir sin persecuciones, ella apretaba la Escama de Dragón en su mano sana con tanta fuerza que los nudillos se le pintaron de blanco y jamás se atrevió a mirar hacía arriba, su mirada estaba fija en el suelo, apenas comenzaba a entender a Hades.
Hades, el señor de los muertos y rey del inframundo era su padre. Miró la gema en su mano y aunque sostenerla la lastimaba no la soltaba por miedo a perderla y condenar a Auradon.
—Mal, ¿estás bien? —volvió a preguntar Jay pese a no haber tenido una respuesta suya en las diez veces anteriores. Ben la tomó del hombro y la acercó a él para abrazarla, pero ni siquiera reaccionó. Estaba atrapada en su mente y con cada vuelta que le daba al asunto de Hades, su madre, la isla y los antihéroes una retorcida idea se implantaba en su cerebro.
—Se acabó —sentenció Mal al fin recuperando el control de su cuerpo —. Esto se acabó —se levantó y puso en la orilla del barco mirando la Isla de los Perdidos. Era una mancha café que contrastaba de manera horrible con el hermoso cielo celeste.
—¿Mal? —Evie la llamó, pero ella no la escuchó.
—La Isla de los Perdidos siempre será una molestia para Auradon —reflexionó y miró la gema que resguardaba en su mano —. Nunca nos libraremos del miedo que la isla nos provoca cada vez que la barrera se abre.
—Tal vez debamos calmarnos un poco —sugirió Jay, con los ojos aún llorosos aunque Lonnie seguía intentando limpiarle la cara.
—¿Cuánto tiempo seguiremos tolerando esto? ¿Cuando se agotara nuestra suerte y Auradon caerá?
—Es muy precipitado decir algo así —comentó Ben tratando de alcanzarla. Mal se giró y vio la oscuridad en su mirada verde.
—Tenemos que evacuar la Isla de los Perdidos, traer a todos los descendientes a Auradon y salvar a los antihéroes sin que se enteren —dijo ella —. No tenemos mucho tiempo, los antihéroes son traidores, los van a...
—¡Mal! —le gritó Carlos —. No sé de qué hablas, y creo que hablo por todos ¿qué es lo que pretendes con todo esto? Somos quince niños, Jay está ciego, Lonnie cansada, Evie no tiene fuerza y yo tampoco, tú tienes al menos una costilla rota, la mano fracturada y la mitad del rostro hinchada.
—Quiero el final de la Isla de los Perdidos —sentenció —. Nuestros padres son irredimibles, pero aún podemos salvar al resto.
—¿Qué? ¿Acabar con la Isla de los Perdidos? —Carlos se sobresaltó —. Siempre imaginé escape y dejar atrás la isla, pero nunca del modo que sugieres.
—Tú mismo lo dijiste Carlos, no tenemos fuerzas suficientes para lo que digo, pero ¿quieres esperar un año y repetir el ciclo cada vez hasta que seamos demasiado viejos y le pasemos la responsabilidad a nuestros hijos? Obligarlos a seguir peleando para siempre porque nosotros no tuvimos las agallas de hacer lo necesario.
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La reina de la Isla de los Perdidos
FanfictionDespués de recuperar la estrella mágica de la Isla de los Perdidos la vida en Auradon parece perfecta, hasta que los rumores de que Maléfica ha regresado se esparcen por cada rincón. Mal y sus amigos se ven forzados a detener a Maléfica una vez más...