Capítulo 9 Escondite

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Mal tomó la mano de Ben y lo guío hasta el punto de reunión. Encontró a Evie y Lonnie ahí, todavía tosiendo.

—¿Y los otros? —preguntó Mal.

—Aún no llegan —respondió Evie, despejando la nube con la mano —. No podemos esperarlos mucho tiempo, los villanos nos encontraran.

—Dos minutos más —suplicó Mal —. Escóndanse —les ordenó. Cada segundo se sentía como una eternidad, la nube de humo se estaba desvaneciendo y los villanos los comenzarían a buscar. Oyeron pasos al final del callejón, Lonnie se levantó y se topó con Jay y Carlos.

—¡Chicos, al fin aparecen! —Lonnie se abalanzó contra él y lo abrazó con fuerza. Jay estaba adolorido, pero necesitaba ese abrazo para recuperar fuerza —. Me tenías preocupada.

—Soy un tipo duro, se necesita más que un edificio para vencerme.

—Eso lo veo —Lonnie reprimió las ganas de besarlo, tenían cosas más importantes en que pensar.

—Conozco un lugar para escondernos —dijo Mal.

—¿Y los antihéroes? ¿Y el profesor Yen Sid? Ellos aún no llegan —mencionó Evie.

—Los buscaremos después —Mal los trató de llevar, pero Carlos se resistió.

—¿Los vamos a dejar a su suerte después de todo lo que han hecho por nosotros?

—No vamos a poder hacer nada si los villanos nos vuelven a encerrar —Mal lo empujó —. Iremos a un lugar seguro y después nos ocupamos del resto.

Carlos estaba en contra de eso, aún así tuvo que ceder cuando la neblina misteriosa se desvanecía y los villanos recuperaban la vista. Mal los llevó a las viejas minas de la isla, uno de los túneles conducía a una sala secreta, Jay reconoció el lugar con dificultad.

—Ni siquiera recordaba este lugar —mencionó Jay —. ¿La puerta aún servirá?

—Más vale que sí —dijo ella malhumorada —. Demonios, esta oxidada. Jay ayudame.

—Nosotros lo hacemos —interrumpió Ben. Él y Jay empujaron la puerta chirriante y se abrió. La sala estaba cubierta de telarañas, con un viejo sillón apestoso y tierra encima. Era un espacio pequeño, apenas de unos cuatro o cinco metros cuadrados.

—Bien —la ojiverde respiró nerviosa —. Iré de regreso a la plaza, buscaré a los antihéroes. Ustedes se quedan aquí.

—Ey no, nosotros te acompañamos —exclamó Carlos.

—¿Crees que hay suficiente espacio en la Isla de los Perdidos para que nosotros seis nos escondamos de todos los villanos? Cuidarme a mí misma es más sencillo que cuidarnos entre todos. No tardaré mucho, daré una vuelta y traeré a los antihéroes que pueda, al menos la mayoría tuvo que huir.

—¿Y si Maléfica ya abrió la barrera? —preguntó Lonnie —. La guerra apenas comenzó.

—No lo creo, la isla no ha vuelto a sacudirse.

—¿Y si los villanos te rodean de nuevo? ¿Cómo te salvarás esta vez? —la confrontó Ben.

Mal no respondió solo se dirigió a la salida. No se dieron cuenta de que ya había amanecido, pero la alarma en el celular de Ben les señaló que ya era casi medio día.

—Ya tardó mucho —murmuró él. Jay lo detuvo en la puerta.

—No podemos desesperarnos. El secreto para sobrevivir es ser discreto y paciente. Mal está bien. Además, hacerte el novio preocupado no te va por ahora.

—¿Qué?

—Bueno, básicamente estamos en este aprieto por tu culpa.

—¡¿Mi culpa?!

—¡Sí, majestad! Si te hubieras tragado el orgullo y nos hubieras ayudado cuando Mal te lo pidió no estaríamos con la soga amarrada al cuello justo ahora.

—¡Ella ni siquiera me dijo que había una grieta en la barrera! Yo... Bien, fui un idiota y no la dejé que me lo dijera, pero no es momento de echar culpas.

—¡Oh, yo creo que sí hay alguien a quién echar la culpa! —dijo Harriet al lado de Mal y un pequeño grupo de antihéroes detrás —. Pero no voy a discutir eso ahora. Tenemos problemas. Si sus cabezas ya tenían precio ahora más que nunca. Los cuatro grandes los están buscando.

—¿Los cuatro grandes? ¿Hablas de nuestros padres? —Evie se tensó de inmediato.

—Sip. Maléfica acaba de decretar que quien los entregue se convertirá en rey de la Isla de los Perdidos. Maddy y Uma son las más interesadas en el puesto.

—¿C-cómo sabes tanto? —preguntó Ben.

—Ese es su trabajo, ella nos dice todo lo que los villanos planean —respondió Mal —. Continua.

—Mi padre me dijo que Gastón y Shan Yu los había acorralado y que un milagro los salvo. Entonces Maléfica dio la orden de capturarlos. A quien sea que los entregara vivos ante ella, le cedería el poder sobre la Isla de los Perdidos.

—Uma y Maddy planean convertirse en la reina. Maléfica gobierna Auradon y ellas se quedan a jugar —pensó Evie en voz baja —¿Qué sabemos del control?

—Yzma dijo que reparó el control, pero ya no puede abrir la barrera mágica.

—¿Ah no? —preguntó Lonnie.

—No, dijo algo sobre que la configuración cambió o algo así.

—¡Eso es! —Carlos chasqueó los dedos —. Ya entendí como funciona.

—¿De qué hablas? —Mal se adelantó hacía él. Los antihéroes se dieron cuenta de que el espacio era demasiado pequeño para que todos entraran, por suerte, las minas eran un sitio desconocido para la mayoría de la Isla de los Perdidos, así que era un buen escondite por si solo.

—No nos dimos cuenta al principio porque estábamos en el barco, pero con la grieta cada vez que se abría la barrera sobrecalentabamos el mecanismo que mantenía la barrera estable. Cuando Ben entró llegó a su máximo y se reinició para reparar la grieta.

—No entiendo —mencionó Mal —¿Qué significa para nosotros?

—Significa que aunque Yzma logre reparar el control y lo haga cien por cierto funcional necesita una batería que iguale la energía mágica de la barrera desde adentro. El control es inútil por él mismo, no pueden escapar así.

—Aguarda, eso también significa que nosotros estamos atrapados igual ¿no?

—B-bueno, sí, pero yo puedo fabricar la batería.

—Se nos olvida a todos un detalle —Evie empujó a sus amigos para ponerse en el medio de la sala —. La barrera se apagó. Por un segundo hubo magia en la isla ¿Es suficiente para que los villanos fabriquen su propia batería?

—Sí, necesitamos una manera de canalizar toda la magia primero. A menos de qué Maléfica tenga algo que pueda usar como receptor no creo que...

—Maldición... —murmuró Mal —. Mi mamá sí lo tiene. 

La reina de la Isla de los PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora