chapter two !!

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death to the zombie >>>

deja de jugar conmigo,
dime que me amas.

— ¡oye hae, date prisa!

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— ¡oye hae, date prisa!

— iyi hi, diti prisi.

rodó los ojos con enojo, atando las trenzas de sus zapatos con toda la paciencia del mundo. él, a diferencia del tonto de cheongsan, no estaba para nada apresurado por llegar a clases porque iban temprano. pero no, el señorito lee debía pasar buscando, como siempre, a su mejor amiga.

terminó de atar el nudo en ambos zapatos antes de levantarse de la cama, buscó su mochila y arrojó en ésta los libros que sabía tendría que utilizar más tarde, también metió un lápiz nuevo, sus colores y aquel paquete de galletas que había dejado el día anterior para degustar en clase (de paso brindarle algunas a cheongsan, porque eran sus favoritas). cerró la mochila ahora pesada y antes de salir tomó con su mano derecha la batera (que contenía su bate de béisbol y guantines) que tenía reposando en la esquina de su habitación.

— ¡hae, ya vámonos-! uh, ¿y qué te pasó? ¿no dormiste o qué? —interrumpió al más alto justo cuando planeaba volver a gritar, bajando las escaleras con pisadas fuertes que demostraban su mal humor (como si su expresión de descontento no fuera suficiente).

— si tan apurado estás por buscar a la tonta de tu amiga entonces, ¿por qué no te vas, eh? —pasó de largo hacia la salida de su hogar, despidiéndose con una sonrisa de la ama de llaves y siendo seguido por su amigo.

— ya, no le digas tonta a onjo... —se abstuvo de girar los ojos una vez más, recordando a su madre repetirle muchas veces que podría quedarse de esa manera toda la vida si lo hacía—, además, sabes que siempre paso por tí.

— ¡sí, pero no me gusta que me apuren por alguien más! —cerró la puerta con cuidado una vez salieron, refunfuñando en voz baja a medida que se alejaban.

pero toda queja fue callada cuando el brazo del mayor rodeó sus hombros y seguido de eso tuvo su mentón apoyado sobre su cabeza. sintió que le iba a dar algo justo en ese momento, incluso un pequeño tic se instaló en su ojo derecho, pero no llegó siquiera a pensar en algún insulto cuando el contrario se le adelantó.

— no seas celoso. mira, cuando salgamos de clases te prometo que iremos a un arcade, ¿qué te parece? —formó un puchero, cruzándose de brazos mientras ingresaban al elevador de los complejos donde residía la fémina que buscaban.

— y pizza, debes darme pizza.

— pizza será, hae.

DEATH TO THE ZOMBIE | AOUADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora