3 | Atrapada en tus redes

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Culiacán Sinaloa | Tres días después

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Culiacán Sinaloa | Tres días después

Ana Paulina.

— ¡Aléjate! ¡No se acerque a mi, se lo pido! — Dije retrocediendo. Era imposible, me encontraba topando con la pared.

— Tranquila — Acaricio mi cabello y mi respiración se agito.

— Por favor — Solloce sintiendo su nariz rozando mi cuello.

— No voy a hacerte nada, te lo prometo. Lo que menos quiero es lastimarte — Relamí mis labios.

— Déjame ir.

— Voy a encender la luz.

Sentí como se alejo y tal y como lo advirtió, encendió la luz. Yo de inmediato cerré mis ojos, tenía días sin ver la luz, por lo cual mi reacción era completamente normal.

Poco a poco fui abriendo mis ojos encontrándome con un hombre de más o menos 1.68 de estatura, con el cabello despeinado, una camisa color azul y algunos amuletos que colgaban de su cuello.

Su mirada se encontraba fija sobre mi. Una sonrisa se formó en su rostro al verme.

— ¿Por qué me mira así? ¿Ya se enamoró o que? — Dijo egocéntrico y rodee los ojos.

— ¿Puedo preguntarle algo?.

— Ya lo está haciendo — Dijo riendo — Antes de todo, no me hable de usted — Asentí no muy convencida.

— Está bien, pero responde mi pregunta. ¿Por que me tienes aquí?

Su cuerpo se tensó y tragó saliva para responderme.

— Aún no puedo decírtelo, pero te juro, te prometo que no es para hacerte daño — Acaricio mi cabello e intente alejarme — Tranquila.

— ¿Cuál es tu nombre?

— Ovidio Guzmán — Me quede helada al escuchar su apellido, claro que sabía quien era y a qué familia pertenecía, pero sobretodo el poder que tenían en este país.

No podría creer que estaba en las manos, que mi vida dependía de un delincuente.

— ¡Vete! — Grite — ¡Lárgate de mi cuarto, me da miedo estar cerca de ti, me da miedo sentirte cerca!.

— Te dije que no te haría nada. Te lo prometo — Iba a abrazarme, pero lo empujé.

Apretó mis muñecas y lo mire con temor.

— No voy a permitir que me hagas daño. Por más que te quiera.  A mi ninguna pinché vieja se me sube al hombro.

— ¡Lárgate! — Grite — Me da asco estar cerca de un delincuente como tú.

— ¿Qué dijiste estupida? Mide tus putas palabras. Conmigo no vas a ser como los demás, que te quede claro que yo no soy un pendejo.

—Hagas lo que hagas nunca te voy a querer. Yo estoy enamorada de otra persona y tú solo me das asco. ¡Asco!.

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