6 | Tu asuencia

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Culiacán Sinaloa | Tres semanas después

Ana Paulina.

Habían pasado semanas muy probablemente, aquí ya había perdido la noción del tiempo. Cleo se encargaba de sacarme a pasear al jardín que estaba cerca de mi cuarto o simplemente a platicar conmigo, aunque mis respuestas eran muy cortas y simples. Lo más raro es que Ovidio no venía por aquí, simplemente se fue de la nada.

Y aunque lo negara, lo extrañaba, extrañaba verlo entrar a mi cuarto todas las mañanas, escuchar su voz en la casa. Su ausencia me estaba carcomiendo.

— Cleo — Dije llamando su atención.

— Dígame niña — Dijo sin dejar de limpiar mi habitación.

— ¿Tu sabes por qué Ovidio no ha venido?.

— Se fue de viaje a Colombia con el señor Iván — Asentí.

— ¿Y sabes un aproximado de cuando vuelve?.

— En dos o tres meses.

La miré impresionada — ¡¿Tanto tiempo?! — Dije exaltada — ¡¿Pero por..por qué?!.

— Tranquila señorita Paulina, el señor fue a trabajar. Ya sabe a hacer los negocios que ellos hacen — Asentí — ¿Usted lo extraña, 'eda? — Una sonrisa se formó en su rostro.

— Nada que ver Cleo — Dije negándolo — Solo me preocupe es todo.

— Conmigo puede expresar lo que siente, señorita. Yo no le voy a decir nada a nadie ni la voy a juzgar.

Suspire — Pues, la verdad si me hace falta Cleo. Lo extraño — Ella sonrió orgullosa — Pero también, tú sabes que yo no estoy por mi voluntad aquí.

Mordí mi labio — Yo extraño a mi familia y quiero estar con ellos, pero por una parte, siento cosas por Ovidio y no quiero alejarme de él.

— Mija, usted va a estar con su familia muy pronto, eso se lo aseguro — Apretó mis manos.

— Mi mamá debe estar pasando una gran angustia — Hice una mueca — Me duele mucho tener tanto sin verla.

— Ya van a estar juntas.

— ¿Y la señora Alma? — Pregunté y ella solo me miró seria.

Alma es una señora que trabajaba aquí en la casa igual que Cleo, llegó a traerme comida y darme ropa, pero por una extraña deje de verla cuando le confesé que yo no estaba aquí por mi voluntad.

Flashback.

— ¿Usted es la señorita Ana Paulina? — Asentí limpiando mis lágrimas — El patron nos dejo una bolsa con ropa para usted, lo que necesite puede pedírmelo y yo se los hago saber — Sonrió.

Ella comenzó a acomodar la ropa que estaba en las bolsas. Me acerqué a ella y la detuve, me miró extrañada, pero le supliqué que me escuchara. Después de tanto insistir accedió, pues según ella, no podían tener tanto trato con sus patrones.

— Yo... yo no estoy aquí por mi voluntad. A mi me secuestraron, me obligaron a venir con ese hombre — Dije llorando — Ayúdame, por favor, ayúdame a salir de aquí.

Negó y se soltó de mi agarre.

— Usted no es la primera mujer que el patrón trae a la fuerza. Es mejor que se vaya acostumbrado a estar aquí, porque estará aquí hasta que el patrón se canse de usted.

— ¿Entonces voy a volver con mi familia? — Dije con una sonrisa en mi rostro y ella me miró con una mueca de desagrado.

— No señorita. Algunas corren con la suerte de irse a trabajar con los patrones, pues ya sabe, vendiendo su cuerpo — Dijo con pena — O algunas simplemente ya no las volvemos a ver.

Comencé a llorar. No podía creer que estaría con un hombre al que no quería ni en lo más mínimo.

— Yo solo quiero irme con mi familia — Dije entre sollozos — Ya no quiero estar aquí.

— Es mejor que se acostumbre a esta vida. Muchas mujeres quisiéramos tener todos los lujos que usted tendrá y también, a un hombre como lo es el patrón.

— ¡Yo no quiero nada! ¡No quiero lujos, ni dinero, ni nada! ¡Quiero a mi familia! — Solloce.

— Lo lamentó mucho señorita, pero yo no puedo ayudarle. El patrón la tiene aquí por algo y usted debe cumplir.

— Por favor, se lo suplico, señora. No me deje aquí. Se lo pido, apiádese de mi y de lo que mi familia siente.

— No y voy a hablar con él patrón para que haga algo.

— No, no, no — Supliqué — Por favor.

Fin de flashback.

...

— Hola — Fanny entró a mi cuarto y sonreí al verla — Te extrañe Pau.

— Hola amiga. ¿Por qué no habías venido?.

— Ya sabes — Hizo un puchero — Tenía muchas cosas que hacer. Encontré un nuevo trabajo.

— Me alegro por ti.

— Oye y cuéntame, cómo es eso que estás enferma? Mi ama me platicó algo, pero no me dio mucho detalles.

— Pues si, estoy enferma de Anemia, pero me dieron medicamentos y ya estoy mejorando — Sonreí — Así que, todo bien.

— ¿Y Ovidio? ¿Ya están enamorados? — Hice una mueca.

Le había contado toda mi situación con Ovidio a Fanny. Solamente la tenía a ella y sabía que no había dicho nada, pues ni Ovidio ni Cleo me habían dicho algo.

— Pues se fue a Colombia, ya sabes por negocios — Ella asintió — Y la última vez que nos vimos solo fue para pelear como siempre.

— ¿Y tú no lo amas? ¿Ni poquito? Digo, llevas mucho encerrada aquí y solo convives con él y con nosotras.

Mordí mi labio — Pues, lo quiero — Ella dio saltitos en su lugar y reí al verla — Pero no sé si sea lo correcto.

— ¿Por qué? No tiene nada de malo que te permitas amar. Y bueno, quizá Ovidio no es del todo bueno, pero te quiere, te respeta y está dispuesto a hacer todo para tener tu amor.

— Pues, mi mamá y mi hermana deben estar preocupadas por mi — Mi cara se transformó totalmente a una llena de tristeza — No siento correcto que yo esté viviendo un amor con él mientras mi familia está sufriendo.

Fanny tomó mis manos — Amiga, él te dará la oportunidad de ver a tu familia, de eso estoy segura.

— ¿Pero y si no? Tú sabes que el no dejará que esté cerca de nadie, tiene miedo a que me escape.

— Confía, si? — Sonrió — Ya que llegue el de viaje arreglan las cosas.

Ustedes creen que Ana Pau ya se este enamorando?

Les quiero preguntar, les gustaría novela de Iván o de Nini?

Libertad | OGL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora