Día 1

1K 147 11
                                    

Ya era de mañana y Merlina se sentía increíblemente cansada, su cuerpo se sentía más pesado de lo normal y como pudo logró salir de la cama. Este apenas era el comienzo.

- Primero cansancio físico - dijo Merlina tomando una hija y empezando a anotar todo, tal vez así tendría la inspiración para hacer una autobiografía sobre su terrible fallecimiento a causa de la maldición Addams.

Miró el reloj que colgaba de la pared para después darse cuenta que era tarde, habían pasado 30 minutos desde que empezó la primer clase del día, la cual era su favorita.

- Buenas noches, Addams - dijo con gracia la maestra, era la tercera clase del día, la cual cabe recalcar, ya estaba por terminar y Merlina recién se había dignado en aparecer.

- Me disculpo por mi incumplimiento con el horario escolar, tuve unos asuntos personales que atender - respondió Merlina.

- Señorita Worn ¿Interrumpo algo? - pregunto Larissa Weems; la directora de la institución, entrando por la puerta - Necesito llevarme a la señorita Addams a mi oficina, tenemos un asunto que discutir. Si me la permite un momento, por favor.

- Claro, Merlina ve con la directora. Como eres buena alumna no voy a ponerte tarea extra, estás justificada, sólo por esta vez - dijo la profesora haciendo que los demás alumnos se quejaran.

- Claro como es Addams, ella tiene corona - dijo con burla Barclay - Sólo se guinda del apellido de sus padres y de lo poderosos que son, por lo mismo la dejaron entrar a mitad del año escolar.

En eso una diminuta daga pasa por su lado cortándole una parte de su mejilla sin siquiera darse cuenta. Cuando iba a reclamarle a la causante de ese corte vió que Merlina ya se había ido.

- Tus padres quieren verte - dijo la directora mientras miraba al frente con una mirada perdida entre los pasillos - Me dijeron la situación. Puedes confiar en mí, Addams ¿Quién fue?

- Nadie.

- La maldición no recae en alguien por un nadie.

- Esto no es un interrogatorio, no estoy obligada a responder a sus preguntas.

- Sólo quiero ayudar.

- Ya estoy maldita, sólo me queda esperar al terrible abrazo de la muerte y podré descansar - fue lo último que dijo antes de ingresar a la oficina de la directora - Padre, madre.

- ¡Mi pequeña escorpión! - gritó con algo de desesperación su padre - vimos la luna roja, pensamos que era obra del tío cosa - dijo el hombro - ¿Quién fue?

- ¿Importa?

- Mi temible nota musical claro que importa, así podremos descuartizarla por haberte tocado y luego haberte rechazado.

- No lo recuerda - susurró Merlina para si misma.

- ¿Qué? - dijo Homero sorprendido, su oído bien desarrollado debido a los incontables gritos de tortura que acostumbraba a oír desde niño, le permitió escuchar a la perfección lo que dijo su primogénita.

- Ella no lo recuerda.

- ¿Le borraste la memoria? - preguntó Pericles apareciendo de la nada con un vaso de agua en la mano.

- No, esa noche... Ella estaba ebria - dijo Merlina - no quiero hablar más sobre el tema.

- Pequeña, sabes lo que va a pasar ¿Verdad? - dijo su padre preocupado con algunas lágrimas queriendo asomarse por sus ojos.

- Sí y lo acepto.

- Hija...

- Padre, sabíamos que era cuestión de tiempo para que la maldición llegara a mí. ¿Encontrar el amor no era lo que ustedes querían para mí?

- Sí, pero que sea recíproco - dijo Morticia.

- Voy a intentar conquistarla, hasta el día que dé mi último suspiro - dijo Merlina decidida.

- Si lo sentimientos de ella cambian antes de que la maldición haga todo su efecto existe la posibilidad de que te libre del maravilloso abrazo de la muerte.

- Nosotros nos quedaremos aquí, sea lo que sea que pase.

- Está bien madre.

Ni Morticia ni Homero y mucho menos Pericles soportaron la increíble necesidad de querer abrazar a Merlina.

La familia se unió en un fuerte abrazo con Merlina en el medio, como si este fuera el único y último abrazo que le dieran a la pelinegra.

Ya en la habitación sobre la comoda de Enid estaban un peluche de oso rosa y un ice coffee.

- ¿Sabes quién me dejó esto?, Merlina.

- Yo - respondió Merlina

- ¿Por qué?

- Acéptalo, si quieres.

- Gracias, pero ya tomé un café con Ajax en el veleta, se lo voy a dar a Yoko, por si no te molesta - dijo la rubia saliendo de la habitación con el café en manos.

Primer intento fallido.

Maldición AddamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora