♤ - no puedes pertenecerle

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Los vampiros son seres muy concretos y muy obedientes.

Juguetes, piensa a veces Seokjin, mientras abre los ojos en medio de su habitación en plena madrugada (su horario favorito) y gira su mirada para apreciar el espacio que en teoría le corresponde pero que ni siquiera huele a él. Es de los Jeon, como cada cosa inerte y no inerte de este lugar, como cada nota de polvo en un desierto.

Le pertenece a Jungkook, tal como él mismo, tal como su ser vampirezco, ese que está más despierto que nunca después de cincuenta años, le está haciendo vivir. Sus colmillos todavía sobresalían de su encía y con su lengua era capaz de sentirlos, también de poder recordar con exactitud imperiosa el sabor exquisito, embriagante y afrodisíaco de la sangre de JeonJungkook y como todo su cuerpo pareció moldearse de tal forma en que quería ser su juguete. Quería hacer todo lo que Jeon le mandara a decir, todo lo que él deseara.

Seokjin ya le pertenecía, tal como Yoongi le pertenecía a los Park, y ese mero hecho de haber probado y aceptado a un puro como su maestro le hacía tener una simpatía y una tendencia un tanto unidireccional con el resto de los Jeon, seguramente porque Seokjin había sido de cierta forma aceptado en una familia pero no marcado por alguien como su pertenencia, pues Jeon no había bebido de su sangre como acostumbraban los lazos vampirezcos, en los que había una unión que se notaba a leguas de pertenencia. Seokjin no era tan importante para que Jungkook lo marcara de vuelta a pesar de que había evidenciado físicamente que aceptaba la sumisión (al menos, era lo que su ser vampírico quería), por lo que su cuerpo reaccionaba a cualquier Jeon, a pesar de tener consciencia clara de que quién era su maestro, era Jungkook.

Las palabras en una voz ronca y un tanto molesta volvieron a entrar en su cabeza, y supo que era el poder de un vampiro haciendo añicos sus fortalezas mentales para entregarle un mensaje.

Ven a mi cuarto, neófito.

Seokjin sabía que la petición no era de Jungkook sino de Daelson y tal como se mencionaba previamente, los vampiros son seres concretos a pesar de que su mera existencia era un mito que se contaba en medio de las fogatas humanas para asustar a los más cobardes sin saber que existían para vaciar el sistema de todos quienes tuviesen la mala suerte de cruzarse en su camino: incluso el mismo Jin tenía más sangre en sus manos que probablemente los vampiros que lo secuestraron, cuando apenas era un adolescente. Es por eso que, incluso si todo él sabía y respondía con rapidez a las peticiones de Jeon Jungkook —lo que había quedado más que evidenciado el día anterior en medio de ese gran salón en donde el vampiro le dio a probar su sangre— también sus palabras eran mandatorias para Seokjin, lo que hacía todo esto un tanto más... caótico.

Seokjin suspiró profundamente.

—Maldito hijo de puta. —gruñó en voz baja, y observó la oscuridad de su habitación una vez más mientras las palabras de Daelson se repetían en su cerebro, pero no solo esas, sino también las de Jungkook.

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⏰ Última actualización: Jul 29 ⏰

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𝓈𝒾𝓇 𝒿𝑒𝑜𝓃 {kookjin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora