Capítulo 2: El Último Desayuno Familiar

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La mesa del comedor esta puesta de manera especial esta mañana. Es nuestro último desayuno juntos antes de mi partida. Lorenzo, mi hermano menor, conocido por su naturaleza organizativa y su afición a la vida nocturna, y Lily, mi hermana menor de 16 años, cuya inocencia y falta de astucia a menudo la hacían el centro de nuestras bromas familiares, ya estaban sentados, discutiendo algo animadamente. Mamá, al final de la mesa, servía el desayuno con un semblante agridulce de poder ver a sus 3 hijos por última vez juntos. Mientras servía, se puso a observarnos con su bello rostro.

Yo, Caín, de 21 años y 1.90 metros de estatura, ocupaba la cabecera de la mesa, tomando asiento entre mis hermanos. Con el pelo castaño medio largo, mis ojos color ámbar con destellos verdes reflejaban mi personalidad transparente. Siempre he sido seguro de mí mismo y cuido mucho mi cuerpo, lo que se refleja en mi presencia enérgica y mi semblante sereno. Mis ojos, siempre alerta, reflejaban una mezcla de emociones: la nostalgia por los momentos compartidos con mi familia y la anticipación por la aventura que me esperaba en el horizonte.

Mi hermano Lorenzo, a mi derecha, de 19 años, no destacaba tanto por su altura, que alcanzaba los 1.85 metros, sino por su actitud enérgica y segura. Con un cuerpo atlético que denotaba su pasión por el deporte y el cuidado personal, Lorenzo irradiaba confianza en sí mismo. Su apariencia también llamaba la atención: guapo y atractivo, con una mandíbula marcada, labios carnosos y unos ojos penetrantes que reflejaban su personalidad segura. No era extraño verlo como el centro de atención en las fiestas, con su estilo único que combinaba tatuajes de micro realismo, de línea fina y de geometría, que añadían un toque de rebeldía a su imagen.

Por otro lado, a mi izquierda se sentaba Lily, mi hermana de 16 años. Aunque pretendía pasar desapercibida, su estatura de 1.73, su cabello rubio largo y sus gafas, le daban un encanto propio haciéndola única. Lily era bastante atlética, aunque no solía practicar mucho deporte. Prefería actividades más tranquilas y creativas, como la pintura, la música y el teatro. A pesar de su apariencia tranquila, su mirada reservada podía cambiar drásticamente cuando estaba en desacuerdo con algo, lo que indicaba que era mejor no meterse con ella. Además, era la más casera de los tres, prefiriendo pasar el tiempo en casa en lugar de salir.

Mientras yo buscaba sentirme arropado por un último instante y mamá nos analizaba, mis hermanos debatían animadamente entre ellos.

—¿Entonces, a qué hora debemos irnos hacía el aeropuerto? —pregunto, intentando cortar la conversación de mis hermanos.

Lorenzo, con su habitual eficiencia, responde sin dudar. —Deberíamos salir a las tres para estar seguros.

Lily asiente, pero hay algo en su mirada que sugiere que tiene otros temas en mente. —Sí, pero antes, ¿qué pasa con papá? ¿No iba a venir con nosotros?

Mamá, vertiendo café en su taza, se detiene un instante. —Tu padre tuvo una urgencia en la empresa. Surgió de último minuto. Ya sabéis cómo es su trabajo.

Hay un breve silencio. Todos conocemos la naturaleza absorbente del trabajo de papá, pero su ausencia en un día como hoy se siente más pronunciada.

Trato de cambiar el tema. —Bueno, al menos nos tenemos a nosotros, ¿verdad?

Lorenzo asiente, pero rápidamente cambia el enfoque de la conversación. —Hablando de tenernos, Caín, ¿cómo quedan las cosas con Kyra? Debes estar pensando en eso también.

Me tomo un momento antes de responder. —Kyra y yo estamos bien. Hemos hablado de esto y...

Lily, con la curiosidad típica de una hermana menor, interrumpe. —Pero. ¿No crees que es mejor... ya sabes, dejar las cosas en pausa? Es un año, después de todo.

Siento una mezcla de sorpresa y molestia. —¿Dejar las cosas en pausa? ¿Por qué deberíamos hacer eso?

Lorenzo, siempre el más práctico, añade su punto de vista. —Bueno, estarás en un país nuevo, conocerás a mucha gente. ¿No crees que... bueno, que podrías estar tentado a... explorar otras opciones?

Miro a Lorenzo, luego a Lily y finalmente a mamá, quien parece incómoda con el giro de la conversación.

—No es así como veo las cosas —digo firmemente. —Kyra y yo hemos construido algo sólido. No voy a Canadá a... "explorar otras opciones" —digo con un tono serio. —Voy a estudiar y a crecer como persona. Eso incluye ser leal a las personas que amo —agrego.

Mamá asiente con una sonrisa comprensiva. —Eso es muy maduro de tu parte, Caín. Estoy orgullosa de quien eres.

El desayuno continúa con una mezcla de emociones y conversaciones más ligeras. A pesar de las preocupaciones y la ausencia de papá, siento el apoyo de mi familia. Este desayuno es un recordatorio de los lazos que nos unen. Con cada bocado, cada risa y cada mirada, sé que llevaré conmigo una parte de ellos en este viaje.

Después del desayuno, me levanto y decido dar una última vuelta por la casa, de camino a mi habitación. Nuestro hogar, situado en las afueras de la ciudad, es una construcción moderna y lujosa. Cada rincón de esta casa lleva impreso un recuerdo, una historia. Voy a extrañar este lugar, pienso mientras observo el jardín desde las ventanas. Aquí crecí, aquí soñé y aquí planeé mi futuro.

Finalmente, llego a mi habitación, mi refugio personal. Al entrar, siento una oleada de emociones. Las paredes, adornadas con recuerdos de mi vida, parecen hablar de un pasado que pronto se convertirá en un recuerdo lejano.

Me siento en la cama, contemplando la habitación. «¿Cómo será mi nueva habitación en Canadá?» me pregunto. A pesar de la emoción por lo que está por venir, siento un nudo en el estómago al pensar en dejar atrás este espacio familiar.

Respiro hondo y comienzo a empacar mis últimas pertenencias. Con cada objeto que guardo en mi maleta, cierro un capítulo de mi vida y me preparo para empezar uno nuevo.

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