La noche en el bar "TheDream" esta en pleno auge cuando finalmente llega la última y misteriosa integrante de nuestro grupo. Entró en el local con una presencia que capturó de inmediato la atención de todos. Es una mujer alta, de cabello moreno y notablemente atractiva. Al hablar, su acento extranjero es evidente, pero lo que más impresionaba es su excelente dominio lingüístico y la forma en que sus palabras fluyen con una confianza que sugiere muchos viajes y experiencias.
Con una sonrisa ligeramente avergonzada, se disculpa por su tardanza.
—Hola. Siento mucho haber llegado tarde —dice mientras su sonrisa revela una fila de dientes perfectos, blancos y espectaculares.
Mientras se presentaba como Sia Facci, noté que todos estaban fascinados por ella. Entonces me pregunté si era su belleza, su dulce voz o su intrigante apariencia lo que capturaba tanto la atención del grupo.
Tras su presentación, se hizo un silencio en el que nadie parecía capaz de responder, como si estuvieran todos absortos por su presencia. Fue entonces cuando decidí romper el hechizo que parecía haber caído sobre nosotros.
—Bueno. ¿Pedimos? —digo, sacando a todos de su trance.
El grupo empezó a moverse hacia la barra del bar, situada a unos escasos metros de donde estamos sentados.
Mientras nos movemos, Sia se acerca a mí por detrás de manera inesperada.
—Gracias —me susurra. —Me sentía muy observada por todos y no me gusta ser el centro de atención —añade.
—No hay de qué —respondo. —A mí tampoco me gusta estar en el centro de las miradas —le confieso también.
Su agradecimiento y esa breve conexión me hace sentirme un poco más cómodo con ella, a pesar de la sorpresa inicial de su llegada y la misteriosa nube que la envuelve.
La noche en "TheDream" se desenvuelve en un ambiente relajado, con cada uno compartiendo anécdotas y aventuras pasadas. Yo también había participado, contando sobre mi llegada a Canadá y el pequeño incidente que tuve al no poder entrar en el hotel donde residía temporalmente, un hotel que, por cierto, debía abandonar en dos días para incorporarme al piso de estudiantes.
Después de un rato de charla y risas, Raj, siempre curioso, le dice a Sia que compartiera algo sobre ella. Quizás alguna historia detrás de su enigmática foto de perfil. Sia se sonrojó, no por no haber participado antes, sino por sentirse de nuevo el centro de atención. En ese momento, me encontraba de pie junto a ella y viendo lo nerviosa que se estaba poniendo, le puse suavemente la mano en el hombro, acariciando la zona en un gesto de apoyo y refugio. Sia me miró a los ojos y en ese intercambio silencioso, pareció encontrar el valor para comenzar su relato.
Nos contó que la foto de su perfil era de un lugar que había visitado con su familia, en una región cerca de la frontera suizo-italiana. Durante unos 30 minutos, nos sumergió en una historia donde su familia terminó perdida en los Alpes y fue encontrada por un montañista experto local. Este montañista no solo los ayudó a salir de la montaña, sino que también los acogió en su hogar por una noche debido a la oscuridad. Al día siguiente, los llevó a un valle extenso, donde había un pequeño pueblo a los pies de la montaña. Allí, Sia y su familia tomaron una de sus mejores fotos, no solo como recuerdo familiar sino también como apasionados de la fotografía.
Tras escuchar la cautivadora historia de Sia, Ava y Jake fueron los primeros en romper el silencio.
—¡Increíble historia! —exclamó Ava, mientras Jake asentía con entusiasmo.
En ese momento, Alex siempre listo para animar aún más la velada, llama a la camarera.
—¡Otra ronda de cervezas para todos aquí, por favor! —grita con una sonrisa.
Liam, con un brillo travieso en sus ojos, se suma rápidamente a la propuesta.
—¡Que sean dos! La noche es joven y nosotros también —dice con una risa contagiosa.
Ava, sin perder el ritmo, responde con su característico humor.
—Si no te acabas ni la primera. ¡Yo me encargo de la tuya! —comenta provocando carcajadas en todo el grupo.
La camarera asiente con una sonrisa y se aleja para atender nuestro pedido, mientras el grupo sigue disfrutando del momento.
La historia de Sia ha servido para conocerla un poco más, revelando su amor por la naturaleza y su espíritu aventurero. La noche continua en un ambiente de camaradería y diversión, con cada uno compartiendo más sobre sí mismo, fortaleciendo los lazos que se habían formado esa noche.
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Éramos Erasmus Erramos
RomanceEl éxtasis de la distancia nos llena de corrientes, creando torrentes de vacío, alejándonos cada día más, el uno del otro. - ¿Inevitable? ¡Quizás! Lo indudable es el error que cometí, cometiste, cometimos. Buscando resguardo donde no lo había. Desam...