Capítulo 7: El ratón, el gato y los murciélagos

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Marinette suspiró mientras se miraba al espejo. La cura de Ladybug había sanado gran parte de sus heridas, mas no todas. Se centró más en las muertes ocurridas, más en los daños... se centró en regresar a Chat Noir a la vida. A su compañero.

Ella acarició la enorme cicatriz en su costado, no recordando exactamente cuándo se la había hecho, pero sabía que estaría allí para siempre. Igual que cada herida que la cura milagrosa no pudo curar en ella.

La puerta fue tocada un par de veces, antes de que la voz de su madre se escuchara: "Marinette." Era suave, cálida y amable. Como siempre.

En cierto modo, su madre fue la misma de siempre. Tenía todas las cosas que poseía antes de que los universos se mezclaran, pero también parecía diferente. Hubo un algo, una cosa que estaba en ella ahora que antes no estuvo allí. Y le preocupó tanto como le hizo sentirse segura y alerta. Fue una mezcla extraña. La hizo sentir confundida y, a veces, también la hacía cuestionarse que fue real y que no lo fue en lo referente a los cambios.

"¿Estás bien, cariño?"

¿Lo estaba ella? No estaba segura. Ella y su madre habían tenido que viajar a Gotham con la excusa de una posible pasantía en diseño de modas en empresas Wayne, una entrevista para verificar sus habilidades y un recorrido por la empresa. Todo, por supuesto, orquestado por Batman de alguna manera. Marinette no estaba segura de como él murciélago logró convencer a Bruce Wayne, pero había rumores que decían que ambos estaban saliendo, así que quizás Batman simplemente le pidió un favor a su novio.

Marinette hizo una mueca ante el pensamiento. Batman podría haberlo hecho mejor. ¿Por qué salía con un tipo que es un playboy, de todas las personas? ¡Que terrible!

De todos modos, la pasantía había sido la excusa para atraer a Marinette a Gotham y luego a la sede de la Liga de la justicia en secreto. Su madre no debería saber nada, esa fue la única condición que puso Marinette. Batman y Red Hood, especialmente, no parecían cómodos con eso, pero a ella en realidad no le importó.

Y ahora estaban allí, en un hotel de lujo en Gotham que fue pagado completamente por Bruce Wayne (Marinette estaba avergonzada por eso e iba a disculparse apenas lo conociera), a punto de salir para dar un recorrido por la empresa antes de su entrevista.

"Sí, mamá."

Marinette revisó su ropa, asegurándose de que todo estuviera en perfecto. Su cabellera atada en dos moños en la cabeza, similares a los de Multimouse (si iban a aludirla a un superhéroe, mejor que fuera Multimouse a Ladybug, especialmente porque Batman ya sabía que ella era Multimouse). Unos jeans negros con un bonito patrón de flores a los costados, junto a una blusa de un suave tono rosa pastel y unos zapatos que combinaban. Su bolso rosa acompañándola como siempre, con Tikki y Mullo dentro.

Ella salió del baño con una sonrisa nerviosa en los labios. Sabine le sonrió dulcemente, una mirada llena de cariño en sus ojos.

"Querida," Sabine le dijo, con su acento francés perfecto. Marinette pensó que eso era extraño, especialmente porque se suponía que su madre provino de China, entonces... ¿Por qué su acento era tan... perfecto? Había algo raro ahí. "sea lo que sea que suceda hoy, estoy orgullosa de ti."

Marinette la abrazó rápidamente. "Gracias, mamá." Le dijo, antes de alejarse suavemente y caminar junto a su madre a la sala de espera.

Un hombre la miró, vigilándolas. Posiblemente un guardia de seguridad o alguien bajo el mando de Batman. Una sonrisa ligera se curvó en sus labios al mirarla, fue casi amigable. Él hombre era alto (demasiado alto), musculoso y tenía los ojos de un color verde intenso. Un verde toxico. Chaqueta de cuero y botas militares, mechones blancos en su cabello también. Apestaba a caos también.

Inefable: El renacimiento de una heroínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora