En la isla de Capri , en la bahía de Nápoles , Lisa pasaba sus vacaciones con su abuelo en la casa de la playa.
Un día cuando tenía nueve años , conoció a una niña. Que a pesar de no volverla a ver , jamás le olvidó.
Jennie es una sirena. Que visit...
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Lo que el pasado guarda
Una niña de nueve años corría descalza por el camino de la entrada de una casa en la playa. Con las manos llenas de arena y una gorra en su cabeza de color amarilla.
-Abuelo! Abuelo! - gritaba la pequeña rubia a un hombre de pelo y bigote blanco que regaba las plantas
-que pasa Lisa?- preguntó el hombre
-He hecho un castillo de arena gigante- contestó la niña exagerando el tamaño con sus bracitos
-ah si? Me lo enseñas? Quizás nos mudemos a tu castillo
La niña hizo un puchero con los labios y negó con la cabeza
-no podemos -se cruzó de brazos- el agua mala me lo ha roto y lo ha dejado lleno de piedrecitas
El abuelo rió por el gesto de su nieta. Dejó la regadera a un lado y se acercó a la niña.
-Lisa , el agua no es mala.
-entonces por qué ha roto mi castillo?- preguntó sentándose en una silla del porche seguida por su abuelo
-Bueno, el mar es sabio. Puede que te quite algo pero siempre te da algo más a cambio.
-no entiendo abuelo, que me ha dado a mi?
-esas piedrecitas que te ha dejado por ejemplo. Sabes? Esas piedras son como las joyas del mar. Son sus diamantes. Y te los ha dado- contó el hombre acariciándole el cabello
Lisa abrió los ojos sorprendida
-el mar me ha regalado sus joyas?
-por supuesto cariño - sonrió - y no se las regala a todos eh
-no? Entonces soy especial?
-lo eres ,y yo también , mira - el hombre le enseñó su pulsera ,que era una cuerda liada en su muñeca con una piedra preciosa en ella.
-te lo regaló el mar ? -preguntó la niña tocando con su manita la pulsera
-digamos que sí- respondió el hombre con una sonrisa melancólica
La niña se levantó de pronto y se dirigió a la puerta para volver a la playa.
-a dónde vas Lisa?
-a por mi regalo! - gritó la niña
El hombre de pelo blanco rió y recuerdos de años atrás volvieron a su mente
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Lisa iba a donde había construido su castillo de arena. Pero antes de llegar vio a una niña con el pelo muy largo y castaño cogiendo sus piedrecitas
-eh! -gritó enfadada y se acercó corriendo - esas joyas son mías
La niña miro de donde provenía la voz. Y se levantó un poco asustada por el grito.
