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«Beso en la Frente»

"Rey bajito"
"Enano"
"¿En serio ese chaparro es nuestro rey?"

Desde el inicio de los tiempos, cuando los humanos caían al infierno escucho cientos sino miles de comentarios acerca de su estatura.

Nunca le había acomplejado, si bien tenía el suficiente poder como para eliminar a cualquier bastardo que quisiera intentar intimidarlo o incluso tenía la posibilidad de hacerse más alto, pero jamás fue de su agrado algo así.

Dentro de lo posible, no estaba disgustado con la apariencia que su creador le dió. Lo único que lamentaba era los cambios que surgieron tras su caída, como el cambio de color de sus ojos y alas.

Pero su altura nunca le hizo un inconveniente, era hasta gratificante ver cómo los pobres ilusos se inclinaban al percibir su poderío.

"Por fin conozco al famoso soberano, pero eres mas chaparrito de lo que esperaba".

Hasta ese día, una parte demasiado oculta de su ser se sintió atacado y acorralado, quizás fuera por qué Charlie estaba en medio de la situación, sabía que no podía dañar a aquel demonio.

Su lengua demasiado filosa no se contuvo, aunque el pecador le resultará atractivo, no se dejaría de este.

Grande fue su sorpresa cuando ese mismo pecador que se atrevió a retarlo estaba dispuesto a luchar por el sueño de su hija. Una sensación cálida se instalo en su ser.

No se iba a quedar atrás, como figura paterna, le iba a brindar todo lo necesario a Charlie y así fue, aunque las cosas no habían terminado como querían.

El hotel Hazbin había sido recomtruido -era lo menos que podía hacer- entonces allí se hallaba, viviendo con su pequeña y la banda de locos que la seguian en su sueño.

¿Cuál era entonces su inconveniente?

Simple.

Cierto overlord de cabello rojo que se la pasaba recalcando su estatura cada que podía. Era un hastío tener que soportarlo y no poder cerrarle la boca sin temor a decepcionar a Charlie por su poca paciencia.

—¿Cómo amaneció mi pequeño rey alado?

Lo peor es que lo decía con cierta burla  disfrazada de dulzura -se negaba a creer que el demonio le tuviera algo de aprecio siquiera-

—No me molestes Alastor.

—¿Por qué tan amargado? ¿Acaso la manzana ya se hecho a perder? Para ser tan pequeño, tiene un carácter muy volátil, me recuerda a los chihuahuas.

—Si vuelves a burlarte de mi estatura juro que te arrepentirás.

—No es una burla su majestad, es más, lo encuentro peculiarmente conveniente.

Sabía que preguntar sería mala idea pero la duda jamás desaparecería de su mente si no lo decía.

—¿Conveniente para qué, exactamente?

—Para esto.

Un beso leve fue depositado en su frente, aquel tacto tan cálido fue demasiado para si mismo, quedó sin palabra alguna, en todos los millones de años de existencia estaba seguro que nadie le había hecho sentir así de avergonzado.

Sus mejillas ruborizadas de un espléndido dorado delataban su sentir.

—Que vista más encantadora, ahora sí me disculpa su majestad, tengo algunos pendientes.

Así se quedó solo en aquella habitación, preguntándose si lo que pasó fue real

KissPril RadioAppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora