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«Beso de Vida»

Llevaba suficientes años en el infierno como para no poder detectar la energía celestial, así que cuando Alastor volvió al hotel, lo pudo sentir.

Un aura extraña se estaba adueñando del cuerpo de Alastor. Por muy muerto que estuviera Adán, la energía celestial no desaparecería así como así. Desde el último exterminio hasta que él demonio de la radio decidió hacer aparición, habían pasado dos semanas.

Alastor podría fingir todo lo que quisiera que estaba bien, pero no podía esconderle algo al padre de las mentiras. Esa misma noche lo confrontará, pero en privado, tal y como estaba la situación no dudaba que Alastor se comportara como un cervatillo acorralado y de nuevo volviera a esconderse.

Espero con paciencia hasta que todos se despidieron, cuando estuvo seguro que nadie lo vería, fue directo a la estación de radio, que estaba en su mismo piso. Toco un par de veces pero no hubo respuesta "Es imposible que se haya dormido tan pronto". No era su estilo entrar sin ser invitado pero ahora tenía cierta incertidumbre de que pudiera estar sucediendo.

Lo ultimo que se imagino fue ver al pecador tirado en el suelo, con su sombra dando vueltas al rededor de este, intentando levantarle. "Mierda, mierda, esto es peor de lo que creí".

La sombra de Alastor lo intento alejar, seguro lo consideraba un peligro, pero no hay tiempo para perder. Le quito aquella chaqueta y camisa, bajo de esta tenía una herida considerable y mortal incluso, en su mente no cabía como Alastor fingió tan bien durante el día no estarse muriendo de dolor. ―Eres más imbécil de lo que creí, esconder algo así de grave. Cuando tu estés despierto, te voy regañar como se debe.

Su única salida, era darle sangre al mismo tiempo que curaba aquellas heridas, si aquel corte tuviera menos tiempo, quizás ambas tareas hubieran podido ser por separado, pero con la cantidad de energía angelical que recorría por el sistema de Alastor, seguro moriría antes de poder turnar aquello.

"Lo que hago para que el sueño de Charlie se lleve a cabo" Sin más vacilaciones, corto sus labios lo suficiente como para que su sangre saliera por ellos y se acerco a los labios del demonio, presionaba con suficiente fuerza para que la mayor cantidad de sangre fuera extraída. Tuvo que parar su regeneración, así no dejaría de sangrar y con ambas manos se encargo de extraer la mayor cantidad de poder angelical que pudiera y se lo pasaría a si mismo.

Conforme los minutos pasaron, sintió que Alastor recobraba la conciencia o parte de ella. Bien, esto sería lo más incomodo.

―¡Oh la bella durmiente volvió de su sueño! ―No encontraba otra forma de afrontar a Alastor que no fuera sarcasmo.

―¡¿Qué crees que haces en mi habitación?!

―Se dice gracias, perro malagradecido o mejor dicho venado, estaba salvando tu trasero de morir por la cortada que llevabas.

Fue cuando el demonio toco aquel lugar donde antes se hallaba aquella herida. Lo vio fruncir el ceño y pasar la lengua por aquellos labios que hace menos de dos minutos estaban con los suyos. ―¿Por qué tengo sabor a manzanas? 

No pudo contestar aquello, se negaba por completo, sin medir ni una palabra más, se levanto, dispuesto a irse.

―Gracias, ya sabe, por no dejarme morir, pensé que me odiaba su majestad.

No supo que contestar. Se fue, dejando a ambos con sentimientos encontrados. 

KissPril RadioAppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora