CAPITULO 17

2 1 0
                                    


Llegaron a Mirellion, un mundo en la frontera del espacio conocido, cuyos cielos estaban saturados de las vibrantes tonalidades de nebulosas distantes. Allí estaba Vicenzo, aguardándolos dentro de su nave pacientemente, la **Imperium Dominus**, un coloso entre las creaciones de la ingeniería interestelar. Su silueta imponente, destacada contra el lienzo estrellado, ofrecía una visión de poderío y promesa. La nave, anclada suavemente en la superficie rocosa del planeta, parecía casi tranquila en su reposo, contrastando con la energía latente que encerraba en su interior.

Mientras se aproximaban, los detalles de la **Imperium Dominus** empezaron a revelarse. Su armazón, bañado en un gris oscuro casi pétreo, absorbía la luz estelar, mientras que los acentos en rojo sangre resaltaban como cicatrices de batalla, testimonio de innumerables conflictos. Las compuertas abiertas invitaban, un portal desde el desolado exterior hacia el bullicio de una ciudadela espacial autónoma.

Vicenzo los recibió en el hangar, un vasto espacio que albergaba una flota de naves auxiliares, preparadas para desplegarse en un instante. La iluminación tenue y las sombras proyectadas le daban un aire de misterio, mientras que el eco de las pisadas sobre el metal resonaba, anunciando su llegada.

Era evidente que la nave no solo servía como herramienta de conquista, sino también como hogar y santuario para aquellos leales a su causa.

Este encuentro dentro de la **Imperium Dominus** no era solo una mera formalidad; era el comienzo de un capítulo crítico, un punto de inflexión que determinaría el destino de muchos. La presencia de Vicenzo allí, rodeado por la magnificencia de su nave, hablaba de su importancia y el papel que jugaría en los eventos venideros.

"Ya hemos llegado", anunció Rodrick, observando la panorámica desde la cabina. "Y al parecer, Vicenzo nos ha adelantado en la llegada."

"¿Qué esperabas con esa nave?" replicó Terry con una media sonrisa, conocedor de las naves de la estación espacial Zenith y de la Federación Galáctica. "Es una de las más veloces que existen, aparte de estar especializada para guerras y la conquista de planetas."

Rodrick entrecerró los ojos, pensativo. "Espero que el rey de este planeta no piense que venimos con intenciones de conquista. ¿Crees que sería prudente hablar con él antes de desembarcar?"

"No sería mala idea", asintió Terry. "Así evitaremos malentendidos con este mundo y con la estación espacial Zenith. Aunque, en realidad, deberían ser ellos quienes tomen la iniciativa, ya que su propósito aquí es encontrar a su líder; nuestras razones son puramente personales. Son asuntos completamente distintos."

"Entonces, contactaré a Vicenzo antes de que desembarquemos", declaró Rodrick, activando el LumiCom de la nave. En pocos instantes, la imagen de Vicenzo apareció en la pantalla del centro de mando.

"¿Sí, Majestad?", preguntó Vicenzo con respeto.

Rodrick no perdió tiempo en formalidades. "Antes de que procedamos a bajar, creo que sería prudente que hables con el rey de este planeta para evitar malentendidos. La visión de vuestra nave podría ser interpretada como una amenaza de invasión."

"Entiendo vuestra preocupación," respondió Vicenzo, su voz tan serena como siempre. "Ya había contemplado esa posibilidad y tomé la libertad de convocar a un embajador. Ha ido a dialogar con el rey para explicar nuestra situación. Estamos aguardando su reporte."

Rodrick asintió, dándose la vuelta para compartir una mirada con Terry. "Parece que nos toca esperar."

Terry, curioso, preguntó: "¿Y quién es el embajador que has enviado?"

"Dennis ha venido conmigo, Su Eminencia de la Luz Inmarcesible, Protector del Cosmos", respondió Vicenzo, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

FRONTERAS DEL INFINITO: Batalla Contra Belial - Libro 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora