Capítulo III

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Respiraciones Profundas


En los próximos días, Sergio a regañadientes desempacó el resto de sus pertenencias que habían llegado tarde de una bodega de la empresa de transporte. Esta noche, si lo mataba, despejaría el último de los artículos. Carola le ayudó a mover años de recuerdos. Esos recuerdos eran todos los que Sergio había dejado, y se aferró a ellos como si fueran sus últimos latidos. El último artículo en la caja le quitó el aliento, apretó su pecho y puso sus emociones fuera de control. Suspirando, Sergio se dejó caer en la cama, sosteniendo una foto que mostraba la orgullosa sonrisa de su madre en la graduación de secundaria. El muro que había luchado tan duro por construir en los últimos meses se rompió, y las lágrimas cayeron. La realidad de lo que había sucedido –el hecho constante de que nunca volvería a ver a su madre de nuevo– golpeó con fuerza en ese momento.

La tristeza nubló los ojos de Carola mientras observaba a su amigo desmoronarse. –No sé qué decir, Sergio. Me gustaría poder quitarte esta pena y dolor lejos de ti.

Sin parpadear, Sergio extendió una mano y tomó la de Carola en la suya. Él estaba agradecido por tenerla allí. Los dos amigos compartieron unos minutos, sin decir una palabra, sin saber que más podrían decirse. Levantándose, Sergio le lanzó una sonrisa marchita y rápidamente se limpió las lágrimas de sus dos mejillas. Le dio a Carola un abrazo y se acercó al cuarto de baño. Estaba agotado –no sólo mental sino también físicamente.

Trabajando tres dobles turnos consecutivos, los últimos días lo cansaron, y estaba esperando una tarde de relax en el sofá con Hamilton. Haciendo su camino a la ducha, trató de limpiar su mente de todo lo que tenía que ver con su madre. Fue difícil, pero, sin embargo, lo hizo. Una vez fuera, se puso un cómodo pijama y se instaló en el sofá con una copa de vino. Después de un tiempo, Carola entró a la sala de estar, con un vestido rojo de verano, con su cabello sujetado fuera sus hombros y una cartera en su mano.


Ella miró a Sergio, esperanzado. –Ven con Tina y conmigo esta noche. Hará justicia con tu estado de ánimo. Sonriéndole a Carola, Sergio pensó en el nuevo amor de su amiga, Tina Reed, una graduada de veinticuatro años de edad de la Universidad de Columbia. Después de no haber sido respetada por varios hombres de su pasado, Carola les juró salirse por el momento y decidir que las mujeres podrían adecuarse mejor a el.

Suspirando, Sergio se pasó una mano por su cabello. –Realmente sólo quiero descansar toda la noche. –Cogió la botella de vino tinto y sonrió–. Tengo la intención de acabar con esto, también.

Carola le dio un beso en la parte superior de su cabeza.

–Está bien, pero si por alguna razón cambias de opinión, simplemente llama a mi celular.

Sergio asintió, y Carola salió por la puerta.

Echando un vistazo al reloj, Sergio observó que era las diez y cuarto. Sabiendo que Hamilton ya debería haber estado allí, se preguntó si otra reunión nocturna lo había retrasado. Sus pensamientos no se perdieron demasiado cuando su teléfono sonó una media hora más tarde. Era Hamilton para anunciar que estaba celebrando una nueva cuenta en un club en el Soho. Él le insistió en que se encontraran allí. Sergio trató de argumentar que estaba agotado y que ya se había instalado por la noche, pero no quiso ceder, su descontento viajó a través del teléfono. Dejando escapar un suspiro, Sergio sucumbió a su demanda, se arrastró a su habitación y se preparó para salir por la noche a pesar de su estado emocional y físico.

No podía ser él, Max pensó para sí mismo, ajustando sus ojos a través de la poca luz del club. Se frotó la palma de la mano por su rostro, mirando en su dirección. Lo era, sin embargo. Michael –el camarero que nunca lo llamó. Michael –el camarero que tiraba de todos los sentidos, de cada fibra y de cada instinto masculino en su cuerpo. Michael –el camarero que parecía más deslumbrante ahora de lo que podría haber imaginado. Max la observó mientras se movía a través del club, haciendo su camino a través del sin fin de cuerpos presionados unos contra otros.

Collide: [ Chestappen/ Chewis ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora