Muchas Capas
–Demonios, Sergio, ¿cuánto empacaste? –Preguntó Carola, mirando la maleta de su amigo mientras deslizaba una mochila al hombro–. Son sólo dos noches, chico. La cabeza de Sergio se levantó. Metiendo lo último de sus perfumes en una bolsa. –No vas a quedarte todo el fin de semana, por eso has empacado menos. En realidad, no es mucho. –Parece que pusiste una pequeña ciudad allí, –Carola se echó a reír, caminando hacia ella. Moviendo sus manos de un lado a otro, movió sus cejas–. Pero es cierto, vas a estar alrededor de Max el fin de semana, así que estoy segura de que tendrás suficiente ropa para cambiarte. He oído que le gusta la ropa interior negra, –le guiñó un ojo. –Eres una reina del drama, Caro. Sólo termina con tus supuestos futuros, ¿de acuerdo? –Sergio entró en la cocina con su maleta mientras Carola le seguía, haciéndole cosquillas en sus costillas. Él dio un salto y se echó a reír, apartándola. –Ah, y por cierto, un enorme gracias por advertirme que esta es una fiesta de dos noches. Tuve la suerte que Kelly fue capaz de cubrir mis turnos. Carola levantó las manos y se encogió de hombros. –Hey, supuse que sabías acerca de eso. Un rápido golpe llegó desde la puerta delantera y Hamilton asomó la cabeza por él –¿Todo el mundo está decente aquí? Sergio hizo un movimiento de corte a través de su propio cuello, pronunciando el nombre de Max. Carola asintió en entendimiento y luego intervino en voz alta, –En realidad, no lo estamos. Sabes que ahora me interesan los hombres, así que tengo a tu novio extendido a través de la mesa de la cocina. Sergio sacudió la cabeza y se echó a reír. –Eso es correcto. Me olvidé de eso, Carol... quiero decir, Carola, –Hamilton resopló, entrando en el apartamento hacia Sergio–. Toda la especie masculina te ha prohibido. –Vete a la mierda, Hammer... quiero decir, Hamilton. Es al revés. Yo los prohibí, –Carola siseó, cogiendo su mochila del suelo–. Y mi novia me encontrará afuera, así que mejor no digas una jodida palabra, idiota. Hamilton se echó a reír y le dirigió una sonrisa maliciosa. Luego le dio un beso en los labios a Sergio.
Carola puso los ojos. –¿Está el limo aquí? Sergio miró a Hamilton confundido. –¿Limo? –Como dije, nene, es una fiesta de locos de principio a fin. –Él tiró de la maleta de Sergio desde el suelo, lo pesado era evidente en el esfuerzo de sus bíceps–. Max envía una para nosotros cada año. Y da la casualidad de que, sí, está afuera listo y esperando. Vamos. Son casi las tres y es viernes así que la hora pico será una mierda. Hamilton abrió el camino a la puerta y al ascensor. Antes de intervenir, Sergio abrió los ojos a Carola y le susurró, –¿Él está en la limusina? Con dos cortas sacudidas de su cabeza, Carola susurró, –No, él habrá dormido allí la noche anterior para tener el lugar listo. Al salir a la calle, Sergio tuvo a la vista una limusina Hummer gris y negra. El chófer estaba sosteniendo la puerta con una gran sonrisa en su rostro. Cogió el equipaje de todo el mundo y lo colocó en el maletero. Mientras Sergio y Carola sea como daban en un asiento, Hamilton saltó dentro, metió un CD de 30 Seconds to Mars en el reproductor y rápidamente comenzó a prepararse algo de beber. –Siempre dando con el alcohol, Hammer... uh, Hamilton–comentó Carola, estudiando su rostro en un pequeño espejo. Él le disparó una vacía y helada sonrisa. –¿Qué eres, mi madre? Sergio dejó escapar un profundo suspiro. –¿Quieren los dos parar ya? –Ella empezó. Volviéndose al nivel de un estudiante de segundo grado, Carola arrugó la nariz y le sacó la lengua en dirección de Hamilton. Sacudiendo la cabeza, Sergio volvió a suspirar. –Bien, entonces ¿Qué tan lejos está su casa? –Es en East Hampton, así que cerca de tres horas a causa del tráfico, –respondió Carola, encontrando una posición cómoda y lanzando sus piernas en el asiento de cuero–. Pero vale la pena el viaje, checo. La playa es un jodido paraíso. –¿Nos detendremos para recoger a Trevor? –Sergio preguntó. Carola negó con la cabeza. –No, él está ayudando a mis padres con un poco de mierda en su casa ahora mismo. Se reunirá con nosotros allí esta noche. –¿Cuántas personas van a estar ahí? –Sergio investigó. Hamilton tiró de ella a su regazo y sonrió. –No habrá muchos esta noche. Es sólo su pre–fiesta con unos amigos. –Él tomó un sorbo de su whisky en las rocas–. Pero mañana es un juego totalmente diferente. Habrá más de un centenar de invitados, y todos y cada uno de ellos están flotando en dinero. Carola se echó a reír mientras miraba a Hamilton. –Sólo tú sabes eso ya que cada año intentas obtener una nueva cuenta serpenteando tu camino en la cartera de algún rico hijo de puta. Tengo que admitir que trabajas en la fiesta como un profesional.
ESTÁS LEYENDO
Collide: [ Chestappen/ Chewis ]
RastgeleA pasos de graduarse en la universidad y tratar de hacer frente a la muerte de su madre, Sergio Pérez se traslada a la ciudad de Nueva York para un nuevo comienzo. Mientras alberga sus propios secretos, Hamilton se encarga de Sergio a través de su d...