VI.

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Llegamos a la disco y el ambiente es muy agradable, Laura entrelaza nuestras manos y seguimos a Mario entre tanta gente, la música retumba y la gente baila, mientras que otros solo están allí besándose, niego burlona recordando cuando tenía los veinte y vivía de discoteca en discoteca.

Al salir de la pista y llegar al VIP podemos encontrar a Evelyn ya en una mesa reservada y le llamamos, se pone de pie y sonrío porque se ve guapísima, nos acercamos y la saludamos, minutos después nos sentamos los cuatro y llega un mesero para anotar nuestro pedido, comienza a sonar una canción electrónica y me pongo de pie para acercarme a la baranda, veo a la gente bailar y sonrío, recorro todo el lugar con la mirada hasta que veo hacía la entrada y esta ella, frunzo el ceño junto a mi nariz.

-¡Sandra! – gritan y me giro para ver a mis amigos y hermana – tu bebida – dice Laura y me acerco –

Agradezco y brindamos, decido sentarme junto a mi hermana y comenzamos a hablar los cuatro, nos reímos y también recordamos nuestros tiempos de bachiller y universidad, aunque no estudiamos los mismos tiempos ni las mismas carreras siempre hemos estado en los mismos lugares, por ejemplo Evelyn es mayor que yo solo por dos años mientras que mis amigos son mayor que yo por meses, los cuatro estuvimos en el mismo colegio aunque diferentes años y luego en la misma universidad y claro que diferentes carreras, excepto Evelyn y Mario, ya que ambos son economistas y por poco se gradúan juntos, lo bueno de la universidad.

-¿Cómo es que viste a Alfredo con tu empleada? – pregunta Laura y veo a Evelyn quien sonríe y se hace la loca –
- Sí, saliendo de mi empresa – respondo y Mario niega molesto –
- Ese idiota – chilla y me rio –
- Ya no quiero hablar de eso – digo y Laura me mira pensativa –
- ¿Cómo te sentiste? – pregunta entre gritos por el volumen de la música y suspiro, otra vez viene ella a mi mente –
- Molesta – respondo – pero no sé porqué – susurro y Laura toma mi mano –
- ¿Por él? – pregunta y volteo a verla –

¿Estoy molesta por él? Me pregunto mentalmente y la respuesta no la quiero saber, así que me alejo de Laura y me pongo de pie, aviso que voy al baño y Mario asiente, Evelyn se queda en silencio y asiente mientras que Laura me mira atenta y sonríe como sabiendo algo que yo no sé, resoplo y me doy la vuelta para entonces bajar e ir al baño.

Después de chocar con media discoteca finalmente camino el pasillo de los baños y la música va bajando mientras más me acerco a ellos, cuando llego a la puerta que señala “damas” abro y entro para ahora acercarme al espejo, la música se escucha apaciguada mientras me miro al espejo y la pregunta de Laura vuelve a mi mente, escucho una puerta y reacciono.

Cuando alzo la cara nuestras miradas se conectan y sus ojos me ven con sorpresa, me giro y me tenso, ella se acerca cautelosa y queda frente a mí, mi corazón se acelera y aunque quiero irme no puedo despegarme de esos ojos azules que desde que los conocí causan estragos en mí, una leve sonrisa se muestra en sus labios y siento un revolcón en mi estómago, suspiro y le doy espacio para que se lave las manos.

-Gracias – susurra y asiento –
- Tranquila – respondo y asiente sonriendo de forma más amplia –
- ¿Tiene mucho tiempo aquí? – pregunta y no logro entender la pregunta – la discoteca – aclara y entiendo ahora –
- Creo que no, no lo sé – susurro y la pelinegra sonríe burlona –
- Fue un placer verla jefa – dice alejándose del lavabo y asiento –

Sonia Stone se da la vuelta y toma camino hasta la salida pero a mitad de camino se detiene y me apoyo del lavabo esperando a saber que hará la pelinegra, se da la vuelta sobre sus talones y me mira seriamente aunque sus ojos tienen una pizca de tristeza.

-Disculpe – susurra y me quedo confundida – por lo que tuvo que ver fuera de su empresa, prometo que no volverá a pasar ya siento demasiada culpa al saber que tengo parte de culpa por su divorcio – aclara y me pongo firme para acercarme a ella –
- Te culparía pero mi marido era él y quien abrió la puerta fue él, aparte quien mintió fue él – respondo suave pero con la voz rasposa y Sonia asiente como hipnotizada –
- Prometo que no volverá a pasar – susurra y asiento –
- Hasta luego señorita Stone y felices fiestas – susurro para pasarle por un lado –

La amante de mi marido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora